Recientemente llegó a mis manos un artículo acerca del origen de la Guardia Real española y enseguida me vino a la mente el nombre de Iván Espinosa de los Monteros, madrileño y actual diputado y portavoz del Grupo Parlamentario de Vox en el Congreso de los Diputados, sin embargo, nada tiene que ver con la Guardia Real, solo la coincidencia de su apellido con su origen y entenderéis el porqué…
La actual Guardia Real está integrada por unos 1500 hombres y mujeres del Ejército de Tierra, la Armada del Ejército del Aire y los cuerpos comunes. Los requisitos para ingresar son de gran exigencia tanto física, como profesional, y entre sus funciones destaca la de montar la guardia más cercana a la realeza en los actos oficiales. Es la más antigua de Europa -probablemente también del mundo-, su origen data del año 1006, en tiempos de Sancho García, conde de Castilla.
El contexto histórico y el origen del Reino de Castilla
Castilla significa etimológicamente “tierra de castillos”, algo que comprobamos al pasar por la Meseta Central de la península ibérica. La primera mención del término lo encontramos en un documento notarial en el que el abad Vitulo donaba unos territorios, fechado el 15 de septiembre del año 800 del ya desaparecido monasterio de San Emeterio de Taranco de Mena, en Burgos, cuna de Castilla.
Coniscos, y después, romanos y visigodos ocuparon la zona, convirtiéndose en lugar de paso importante entre Cantabria (en el norte) y la meseta. Su fundación se remonta al siglo IX a. C. y antes de convertirse en Corona de Castilla, fue Reino y Condado.
Perteneció al reino de Asturias y al reino de León hasta el año 932, y en nombre del rey era el conde el encargado de recaudar los impuestos e impartir justicia. Aprovechando la debilidad del emirato de Córdoba, el condado de Castilla se expandió hacia el sur y el este en tiempos del conde Rodrigo y del rey Ordoño I.
El conde de Castilla, Fernán González, es considerado como «buen castellano». Trabajador incansable, muy religioso y hábil político, debilitó los vínculos feudales de Castilla con el reino de León. Su nieto, Sancho García, conocido como «el de los Buenos Fueros» por los privilegios que otorgó a distintas poblaciones de Castilla, defendió Castilla de los ataques de Almanzor en el año 1000, siendo derrotado aunque ocasionó grandes bajas al ejército del militar andalusí.
Tras la muerte de Sancho III y el reparto del reino de Navarra, su hijo, Fernando Sánchez, hereda en 1035 el condado de Castilla. Se suceden enfrentamientos entre la coalición catellano-navarra y el rey de León hasta que tras la muerte del rey de León en 1065 se repartieran los reinos entre sus hijos en su testamento. Así, su primogénito recibió Castilla, elevándolo a condición de reino.
Las guerras entre reinos dejaron de sucederse, y en el año 1230, Fernando III «el Santo», recibe el reino de Castilla por parte de su madre Berenguela y el de León por parte de su padre Alfonso IX, ampliando el territorio al valle del Guadalquivir tras arrebatárselo a los almohades, y tomando su hijo el Reino de Murcia. Será con la muerte de Alfonso IX de León cuando Fernando III se convierte en rey de León, fundiéndose las Cortes de León y Castilla y surgiendo la Corona de Castilla.
Los «Monteros de Espinosa»
Los Reales Guardas Alabarderos se fundaron en 1504 durante el reinado de Fernando “el Católico” y eran conocidos como los “Monteros de Espinosa” por proceder sus integrantes del municipio situado en el norte de la provincia de Burgos, en la actual comunidad autónoma de Castilla y León, la villa de Espinosa de los Monteros, guardia personal de los condes castellanos y con el paso del tiempo, de los Reyes de España.
Durante el periodo de reconquista, en el año 1006, surge la leyenda que explica su origen. Ente el mito y el hecho histórico se instituye esta corporación en agradecimiento del Conde de Castilla, Sancho García a su escudero. Una intriga que pretendía acabar con la vida del Conde y que fue descubierta por su mayordomo y escudero que no solo le salvó de una muerte segura, sino la integridad del Condado.
Su lealtad fue recompensada encomendándole desde ese mismo momento su seguridad personal. Este escudero nació en la Villa de Espinosa y el Conde Don Sancho le otorgó heredamiento en Espinosa y el título y empleo de ser, tanto él como sus parientes y descendientes, su guardias personales y el oficio de «Montero de Espinosa». Lo de Montero viene del hecho de haberse concertado y originado el hecho en un monte, lo de Espinosa alude a que todos debían ser naturales de esta Villa.
En sus primeros años se conocieron también como «Monteros de cámara» al ser los guardias encargados de velar la alcoba de los Reyes de Castilla, además de cerrar el palacio y custodiar sus llaves. Siempre acompañaban a la familia real y asistían con ellos a las ceremonias de Estado y les velaban cuando fallecían. Con el paso del tiempo, el número de monteros se incrementó hasta un máximo de cuarenta y ocho con la Reina Isabel I «la Católica», su marido, el rey Fernando, la aumento a doce más, durante el confinamiento fuera de la Corte de su hija Juana I de Castilla, llamada «la Loca».

El nieto de los Reyes Católicos, Carlos I, se hizo acompañar de su guardia los «Archeros de Borgoña» al llegar de Flandes, sin embargo, las costumbres castellanas se impusieron y su custodia fue compartida, tanto por su guardia de flamencos, como la de los monteros. Con el rey Felipe V esta unidad de los Archeros de Borgoña desapareció.
Su uniforme no se componía de armadura ni de armas pesadas, sino que tenían una espada corta y un escudo ligero para la lucha cuerpo a cuerpo. En la cabeza, un birrete adornado con una pluma de búho o avestruz, y en su vestimenta un paño colorado real desde que el rey Enrique I de Castilla lo estipulara en 1206, hasta que se añadiera el gualdo tras la unión de la Corona de Castilla con la Corona de Aragón.
Una tradición milenaria
En 1931, con la proclamación de la Segunda República Española y el exilio del rey Alfonso XIII, se disuelve este cuerpo de guardia y desaparece el último título de Montero de la Casa Real, hasta que, en 1975, el rey Juan Carlos I lo reestablece a título póstumo.
La tradición milenaria castellana de los «Monteros de Espinosa» sigue preservándose en la actual Guardia Real. Por cierto, en la villa de Espinosa de los Monteros se confeccionaron las velas utilizadas por la Armada Invencible en 1588, un motivo más de su importancia histórica y que bien merece una visita.
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