«Flower power» en su máxima expresión, o lo que es lo mismo, paz, amor, libertad y también música. El macroconcierto celebrado desde el viernes 15 hasta la madrugada del lunes 18 agosto de 1969 en Woodstock, hace 51 años, sigue recordándose, por algo será…
Caos entre tantas flores
Los jóvenes rechazaban las guerras, en concreto la guerra de Vietnam, y el sistema que consumía a toda la sociedad. El festival era el marco ideal para su idealismo hippie. Melenas, amuletos, faldas cortas de colores y el símbolo de la paz fueron las únicas armas que utilizaron para luchar en su particular guerra. Una de las imágenes que mejor retratan este espíritu hippie es el de la pareja que se abraza en primer plano mientras de fondo se ve a jóvenes tumbados al amanecer, por cierto, son Nick y Bobby Ercoline, que en la actualidad siguen juntos recordando esa instantánea y que sin saberlo se convirtieron en símbolo de Woodstock.
Si hay dos personas a las que hay que agradecer la celebración de tan magno evento esas son el joven productor Michel Lang, uno de sus organizadores principales, y el dueño de las tierras donde finalmente se ubicó, Max Yasgur. En realidad, se celebró a 64 km al suroeste de Woodstock ante la negativa de última hora de los vecinos del pueblo de Wallkill de realizarlo allí. Salvó el acontecimiento el granjero Max Yasgur al alquilar su granja lechera de 240 hectáreas ubicada en Bethel, condado de Sullivan, estado de Nueva York por 75 000 dólares. En cuanto a Michel Lang, a pesar del inesperado éxito de asistencia, presentó graves pérdidas económicas, el festival requirió 3,1 millones de dólares e ingresó tan solo 1,8 millones, pero eso le dio igual, creó algo grande, muy grande, que se recordaría para siempre en la historia convirtiéndose en leyenda.

Para darle más épica al festival ese fin de semana llovió y el terreno se convirtió en un auténtico barrizal, pero lejos de indignar a los asistentes, estos mostraron su cara más amable, como no podía ser de otra manera. La entrada de 18 dólares permitía ver las actuaciones de todos los días y las previsiones de la organización cifraron la asistencia en no más de 50 000 personas -la policía de Nueva York en 6000-, sin embargo, congregó a 500 000 espectadores, algunas cifras elevan al millón. Se vendieron algo menos de 200 000 entradas y se estima que 250 000 no pudieron llegar debido al descomunal colapso de los accesos. La asistencia desbordó las previsiones más optimistas y al final todo el mundo se coló, ya que el autobús que traía los tickets no pudo llegar. Se tiró la valla al suelo y ya no importaba quien accedía porque era imposible adquirir entradas. Algunos de los grupos que actuaron accedieron al recinto en helicópteros y muchos de los camiones que transportaban altavoces y el resto del material para las actuaciones vieron también dificultada su entrada.
Si lo llegamos a saber vamos
Todo acabó desbordándose. La infraestructura ideada quedó insuficiente para alojar a tantos miles de personas durante el evento. La comida se agotó el primer día y el ejército tuvo que actuar llevando comida en helicópteros, pero todo esto no importaba, eran días de amor, paz y música.
En medio de todo esto se contabilizaron dos muertes, la de un chaval de 17 años que se echó a dormir en el suelo entre matorrales murió atropellado por un tractor que seguía acondicionando el recinto sin que el conductor se percatase de su presencia, y la de otro joven por sobredosis de heroína. Se contabilizaron ocho mujeres que sufrieron abortos involuntarios, casi 800 intoxicaciones severas por drogas y más de 5000 asistencias médicas y a pesar de la cantidad de gente que allí se concentró no destacaron episodios de violencia.
A pesar de contar con un total de 32 artistas como Crosby, Stills Nash y Young, Country Joe & the Fish, Jimi Hendrix, Who, Sha Na Na, Santana, Jefferson Airplane y Joe Cocker, entre otros grupos destacados del panorama musical del momento, Michael Lang, no pudo convencer a todos los que le hubiera gustado.
Entre las excusas que pusieron algunos artistas para no actuar en Woodstock encontramos a The Byrds y The Doors, que no le dieron la importancia que después tendría, además, Jim Morrison estaba inmerso en un proceso judicial que le imposibilitaba tocar; Led Zeppelin, que, por consejo de su mánager, prefirieron tocar esos días en Nueva Jersey porque si no «solo hubieran sido una banda más en Woodstock»; Bob Dylan simplemente dijo que no le interesaba; The Beatles, que en ese momento ya estaban a punto de disolverse, fueron descartados al exigir Lennon la presencia de Yoko Ono sobre el escenario y tener difícil su entrada en el país al ser arrestado poco antes por posesión de drogas; Jethro Tull dijo que no le gustaban los hippies; El grupo de Jeff Beck se disolvió días antes del festival; Rolling Stones no acudió porque Mick Jagger prefirió seguir con el rodaje de una película y Keith Richards acababa de ser padre; Los Moody Blues, Spirit, King Crimson, Joni Mitchell también perdieron la gloria de Woodstock.
Dos actuaciones memorables
Inicialmente la primera actuación que abriera el festival estaría a cargo del artista folk Tim Hardin, pero estaba tan colocado que no se presentó. Hendrix también debía actuar en acústico en la inauguración y tampoco acudió (las razones os las explicaré más adelante) y esto benefició a Richie Havens, que inauguró Woodstock. Alargó su repertorio porque los otros artistas que tenían programada su actuación después de él no pudieron acceder al festival por el caos circulatorio de los alrededores, así, Richie Havens quedó inmortalizado para siempre, tanto que, tras su muerte en 2013, sus cenizas fueron lanzadas desde un avión sobre el lugar del concierto.
Debo reconocer que Jimi Hendrix es uno de los artistas que más me impresionan, no solo por lo que influyó en otros guitarristas que le sucedieron, sino por su habilidad y característica forma de tocar. La muerte le llegó a los 27 años privándonos de su arte y elevándole a la categoría de mito. Si hay una actuación que catapultó su carrera y que todos recordamos esa es la de Woodstock.
Ya comenté que la organización del festival tuvo graves pérdidas económicas y cuando algunos artistas comprobaron la cantidad de gente que allí acudía y las dimensiones que estaba adquiriendo el concierto, exigieron más dinero para actuar. Ese fue el caso del manager de Jimi Hendrix, que consideró insuficientes los 18 000 dólares -máximo que pagaban a todas las bandas-. Sin dinero y tras solicitar un préstamo a los bancos para hacer frente a las exigencias de algunos grupos, Michel Lang propuso a Jimi Hendrix dos actuaciones, la inaugural en acústico y la última, que cerraría el festival. Disconforme, Hendrix no se presentó en la actuación en acústico.
Hendrix debía actual en la medianoche del domingo, «prime time» por ser el guitarrista estrella del evento, pero la lluvia hizo retrasar las actuaciones de esa tarde y finalmente actuó al día siguiente a las 9:30h de la mañana, con el aforo medio lleno, se calcula que le vieron en directo solo una décima parte del público que asistió al festival, unos 40 000 privilegiados que pudieron escuchar al genio de la guitarra durante 2 horas y 10 minutos en las que sorprendió con 16 canciones que incluyeron numerosos temas inéditos. Aquella actuación le encumbró y resultó ser uno de los momentos más mágicos del fin de semana. Acompañado por una inédita banda con la que apenas tocó un par de conciertos más, incluyó a Larry Lee quien le acompañaría en la guitarra e incluso interpretó algunos solos. Fue entonces que Jimi Hendrix interpretó el himno americano «The star spangled banner» de forma agresiva, una manera de protestar por la participación de los Estados Unidos en la guerra de Vietnam, que ha pasado por la crítica por ser uno de los mejores momentos musicales de los sesenta.
En 1970 se estrenó un exitoso documental sobre Woodstock que ganó el Óscar ese año y se celebrarían otros festivales Woodstock, aunque ninguno estaría a la altura de la primera cita. Y es que, después de Woodstock, nada volvió a ser igual.
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