Las gafas de sol de los Inuit

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La tormenta Filomena ha llegado y cubierto de nieve amplias zonas de España regalándonos bellas estampas navideñas, sin embargo, también ha puesto en alerta roja a muchas ciudades de nuestra geografía por el riesgo de heladas y la nieve acumulada. Uno de los problemas «indirectos» de la nieve es una enfermedad ocasionada por la exposición prolongada en los ojos de los rayos UV-B del sol, conocida como ceguera de la nieve (fotoqueratitis), bien conocida por los amantes de la práctica del esquí que no protegen adecuadamente sus ojos con gafas de sol polarizadas. Por cierto, ¿sabíais que para encontrar el origen de estas gafas de sol hay que retroceder en el tiempo 12 000 años?

La nieve refleja hasta el 80 % de los rayos ultravioletas del sol y cuanta más altitud, menor protección atmosférica tenemos (cada mil metros se reduce hasta en un 15 %). Tras la exposición solar pueden pasar entre 4 y 6 horas hasta que aparecen los primeros síntomas de la ceguera de la nieve: hipersensibilidad a la luz (fotofobia) y lagrimeo, para después dar un enrojecimiento, dolor e incluso pérdida de visión tras dañar el cristalino o la retina.

Una invención de los Inuit

Si hay unos pueblos que conocen bien esta enfermedad son los Inuit y los Yupik que habitan dentro del Círculo Polar Ártico, también conocidos como esquimales, aunque este es un término peyorativo que en Canadá no utilizan al traducirse como «comedor de carne cruda». Para evitar quedarse ciegos el ingenio de estos pueblos les llevó a utilizar desde tiempos prehistóricos unos anteojos, conocidos por los inuit como ilgaak y los yupik como nigaugek, curvos y muy estrechos, que les cubren por completo los ojos dejando solo una pequeña ranura horizontal que permite la entrada de la luz y aumenta la agudeza visual, algo que los que sufrimos de miopía comprobamos que mejoramos al mirar a través de un pequeño orificio o ranura.

Hace siglos las fabricaban con hueso, pues no disponían de otros materiales en el gélido Ártico, y las sujetaban a la cara con un cordón de tendón de caribú. Con el tiempo utilizaron otros materiales como conchas y madera.

Después…

Entonces aparecieron los chinos que en torno al siglo XII desarrollaron una tecnología que les permitió ahumar los cristales de cuarzo para oscurecerlos. Según se cuenta, en China, en el siglo XV, fueron  utilizados por los jueces para un fin que no tenía nada que ver para protegerse del sol, sino que con estas gafas ocultaban la expresión de sus ojos cuando presidían los juicios.

También se dice que un notario de la Inquisición española, en el año 1623, les dio el curioso nombre de “conservativos” (que nadie piense en otra cosa, por favor) 😉 y es a partir de entonces que se las asocia a la intelectualidad y al saber, modificándose con varillas y un puente que les permitía apoyarse en la nariz. Un siglo después, el óptico y científico inglés James Ayscough, comenzó a experimentar con lentes teñidas de azul o verde para tratar algunos problemas de visión.

En el siglo X y más allá

Aparece el plástico y comienzan a producirse y comercializarse en serie en 1929 en la Costa Este de los Estados Unidos. Cuatro años después, el ejército de la Fuerza Aérea encargó a la empresa Bausch & Lomb crer unas gafas polarizadas para proteger a sus pilotos de la luminosidad del sol, que frecuentemente les ocasionaba náuseas y dolores de cabeza, además de deslumbrarlos en pleno vuelo con el riesgo que eso significaba.  Así aparecieron las conocidas Ray-Ban, que en realidad se traduce como «ray banner» (barrera contra los rayos).

Lo que viene después es bien conocido por todos. El cine, la televisión y algunos músicos (muchos de ellos rockeros) pusieron de moda llevar gafas de sol en los años 50, convirtiéndose en las siguientes décadas en un accesorio muy popular. Hoy, la tecnología sigue avanzando y a esas primitivas gafas de  sol de los Inuit evolucionadas se les han añadido incluso formatos digitales de audio y tecnología Bluetooth para hablar por teléfono. ¿Qué será lo siguiente? Según dicen los que entienden del tema, las gafas del futuro nos permitirá traducir simultáneamente, buscar información gracias a internet como conocer el tráfico, GPS, escuchar mensajes… Bien, al menos, los que hemos de utilizar gafas podremos beneficiarnos de todo esto, no hay mal que por bien no venga.

Para saber más:

Gafas polarizadas

Links fotos:

Wellcome Images; Jaredzimmerman (WMF); Pinterest; Pinterest (I)

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