
Si te gusta jugar al póquer y tienes en la mano dobles parejas de ases y ochos, ten cuidado, podrías morir asesinado en ese mismo instante, así que, permíteme un consejo: juega siempre a espaldas a la pared para evitar que otro jugador vea tu mano y así evitar que te ataquen por detrás. Si no sigues esta recomendación tendrás que asumir las consecuencias, después no digas que nadie te avisó…
El origen del póquer no queda muy claro. En algún momento de inicios del siglo XIX comienza a jugarse en Nueva Orleans, sin embargo, alemanes, ingleses, españoles y hasta persas, juegan en épocas tan distantes como el siglo XVI a un juego similar. Existen multitud de variedades, pero no entraré en detalles y me centraré en la jugada que nos ocupa y que tiene por protagonista a James Butler Hickok, conocido también como «Bill el Salvaje» (Wild Bill).

Nació en 1837, en Illinois, y ya de joven se aficionó a las peleas y las armas. Con 18 años comenzó a trabajar como conductor de diligencia y tras alguna que otra discusión se vio perseguido por la ley, cambiándose entonces el nombre por Bill Hickok, aunque popularmente se le conoció como «Wild Bill». Tras esta etapa de su vida, ejerció de comisario en pueblos de Kansas y Nebraska y combatió en el ejército de la Unión, donde conoció a un niño de doce años llamado William Cody, que trabajaba como explorador y que sería conocido con los años como “Buffalo Bill”. Tras la guerra mantuvieron una amistad que se prolongaría toda su vida.
Nuestro protagonista se forjó gran reputación en sus duelos -con 34 muertes confirmadas-, como explorador y como jugador de póquer profesional.
La fatídica (y mortal) partida
El 2 de agosto de 1876 acudió a una partida de póquer en un saloon de Deadwood (Dakota del Sur), el Nuttal & Mann’s. Siempre se sentaba en el mismo lugar, de espaldas a la pared en un rincón de la sala, pero ese día tuvo que cambiar de sitio y se sentó de espaldas a una puerta. Mientras avanzaba la partida, Jack McCall se colocó tras su silla, sacó su pistola calibre 45 y le disparó a bocajarro en la cabeza.

Según se cuenta, al caer al suelo no soltó su jugada, dobles parejas de ochos y ases (se desconoce cuál era la quinta carta) y cuando le levantaron del suelo seguía teniendo entre sus manos las cartas.
Su asesino era un antiguo oponente de póquer, aunque se desconoce el motivo que le llevó a matarle. Puede ser que por alguna discusión anterior, por avaricia o por sentirse insultado. Tras ser arrestado en Deadwood, se celebró el juicio con un jurado compuesto por mineros y hombres de negocios. Jack mintió diciendo que lo asesinó para vengarse por haber matado a su hermano, cuando en realidad nunca tuvo ninguno, y fue absuelto. Poco tiempo después, Jack McCall presumió de haber matado al famoso «Wild Bill» y le volvieron a arrestar celebrando un segundo juicio en Yankton, donde declararon nulo el primero y se le declaró culpable y le colgaron el 1 de marzo de 1877.
En la actualidad, cada año se interpreta el asesinato de «Wild Bill» y la captura de su asesino en el festival local de Deadwood, y desde aquella legendaria partida se asocia a la jugada del As-8, la «mano del muerto», como una jugada de mala suerte.
Para saber más:
Análisis simple de probabilidades en el póquer
Link foto:
Un tío mio, campesino en un pequeño pueblo de la ribera del Jalón, me enseñó cuando yo era adolescente un revólver Colt 45 con un cañón muy largo y yo quise que me lo regalase pero se negó soltando una tétrica frase «No te lo puedo dar porque eres muy joven y hay que guardarlo escondido por si vuelven los rojos» (obviamente era de derechas)
Hola Astolgus,
… y eran otros tiempos. Tengo un artículo en borrador acerca del mítico Samuel Colt. Más pronto que tarde lo publicaré.
Saludos
Muchas gracias, Francisco. Ha sido un relato muy interesante 🙂
Hola José Miguel,
imagino que sorprenderá a más de uno, sobre todo si es amante de este juego. 😉
Un saludo