
En nuestro idioma existe un signo de apertura (¿) y otro de cierre (?) que colocamos al comienzo y al final de cada frase interrogativa. Estos representan gráficamente la entonación que debemos emplear cuando queremos preguntar algo, pero, ¿cuál es su origen y quiénes fueron los primeros en utilizarlo?
La historia de la puntuación en Occidente comienza hace veintidós siglos, si nos remontamos al mundo latino, y veintiocho, al menos, si tenemos en cuenta los precedentes griegos. Podríamos pensar que el signo de interrogación proviene de ellos, sin embargo, el doctor Chip Coakley, de la Universidad de Cambridge, investigando unos manuscritos del siglo V adquiridos en Egipto por el Museo Británico de Londres en la década de 1840, encontró la versión más antigua en un dialecto del arameo, concretamente el siríaco clásico.
El siríaco también se conoce como caldeo o asirio, y llegó a ser la principal lengua literaria del Medio Oriente desde el siglo IV d. C. hasta el VIII d. C., y era el principal medio de expresión del cristianismo, junto el hebreo, el griego y el latín. El doctor Chip Coakley encontró que este símbolo -que se escribía con dos puntos y lo conocían con el nombre de zagwa elaya– aparecía al comienzo de las oraciones que correspondían a preguntas, para que quien leyera la Biblia en voz alta usara una entonación de interrogación.
Será a partir del siglo VIII que, en latín, las preguntas se indicaban con la palabra questio al final de la oración, algo que no ayudaba en su ardua tarea al amanuense medieval cuando escribía aislado en su celda o en el scriptorium los libros a mano. Con el paso del tiempo questio se redujo a QO, mas podía confundirse con otras abreviaturas y comenzaron a colocar la Q sobre la O. Después, la Q se convirtió en un garabato y la O en un punto, más bien un punto con un rasguillo sinuoso ascendente hacia la derecha que nos recuerda a nuestro actual signo de interrogación «?». Era el puntus interrogativus, muy utilizado durante el siglo IX para ayudar a interpretar los cantos gregorianos.
Con la aparición de la imprenta en el siglo XV, el humanista e impresor italiano Aldo Manuzio, publica en 1566 el primer libro de normas de puntuación con un sistema de ortografía que incluía el signo de interrogación.
Es ahora que pregunto… ¿os gustó esta curiosidad? 😉
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