
Es una de las familias más antiguas de la aristocracia española, además de ser una de las más famosas y prestigiosas del Reino de España. Originaria de la corona de Castilla del siglo XIV su nombre proviene del ducado de Alba de Tormes, título de nobleza otorgado a los Álvarez de Toledo. Mucho se ha hablado de la Casa de Alba, pero menos de la historia de sus antepasados, que tienen su origen en la misma ciudad de Toledo.
El contexto histórico
En 1085 el rey leonés Alfonso VI conquista Toledo desalojando definitivamente al emir de la Taifa de dicha ciudad, y es en una familia mozárabe asentada siglos antes allí donde encontramos el origen familiar de los antepasados de la Casa de Alba.
A partir del año 1272 la nobleza toma el pulso a la monarquía que la mantiene cercada y la debilita. Esta pugna cambiará a partir de 1337 con el rey Alfonso XI que fortalece el poder real mediante reformas institucionales, y con su sucesor Pedro I «el Cruel», apodo que le viene porque se encargaba de eliminar y matar a sus adversarios, se consolidó el poder monárquico. Tras su asesinato en 1369 la nobleza volvió a recuperar parte de su poder perdido en detrimento de Enrique II de Trastámara, hermanastro de Pedro I, no obstante, se fortalecieron las instituciones monárquicas hasta la formación del Estado Moderno y el fallecimiento de Isabel «la Católica» en 1504.
Los Álvarez de Toledo
Desatacaron durante trescientos años en la Reconquista y por su apoyo incondicional a Castilla. Su ascenso definitivo se produjo en 1369 con Enrique II de Trastámara, que puso a parte de la nobleza de su parte, entre ellos a Fernán Álvarez de Toledo apodado «el Tuerto», hijo de García Álvarez de Toledo, alcalde mayor de Toledo. Una vez bien situado en la corte castellana, su hijo Gutierre, obispo de Palencia, siguió apoyando a la corona luchando contra los infantes de Aragón, junto a Juan II, eso sí, obteniendo como recompensa a su lealtad los dominios de Alba de Tormes en Salamanca en 1429. Un año después la casa castellana apoyó al privado del rey Juan II, don Álvaro de Luna, en su lucha contra el poder de la nobleza. Aunque finalmente don Álvaro terminó sus días en la horca el monarca nunca olvidaría su ayuda y trasladó a Gutierre a la diócesis de Sevilla, y poco después fue nombrado Arzobispo de Toledo, mientras, su hermano Fernando, se convirtió en el primer Conde de Alba de Tormes.
Su sucesor, el segundo Conde de Alba, García Álvarez de Toledo, ambicioso como era, se aprovechó del débil rey Enrique «el Impotente». La nobleza castellana volvió a hacerse fuerte y temerosos del gran poder que consiguió García Álvarez de Toledo instaron al monarca a arrebatarle sus tierras que recorrían la Sierra de Gredos y el Norte de Extremadura. El rey, queriendo evitar una guerra civil le instó a que renunciara a sus tierras a cambio de nombrarle duque lo que agrandaría su fama y fortuna. Este aceptó y se convirtió en uno de los principales aliados de los Reyes Católicos en la Guerra de Sucesión castellana, destacando en la batalla de Toro en 1476 donde la victoria permitió a los Reyes Católicos asegurar el trono de Castilla y la unión dinástica con Aragón.
El segundo Duque de Alba, Fadrique, continuó su apoyo a los Reyes Católicos, participó en el asedio a Granada y conquistó Navarra para el rey en 1514, convirtiéndose en uno de los amigos más próximos a Fernando «el Católico» en un tiempo en el que la mayoría de los nobles se unieron a Felipe «el Hermoso» en su particular lucha por el trono. Este apoyo no le permitió ampliar su patrimonio pero fue favorecido con el Ducado de Huéscar, en Granada.
Con la llegada de Carlos I al trono Fadrique siguió siendo fiel a la corona, hasta que el 18 de octubre de 1531 murió de fiebres tercianas y su nieto, Fernando Álvarez de Toledo, se convirtió en el III Duque de Alba. Sirvió al rey y después a su sucesor Felipe II durante cincuenta años, como general de los ejércitos imperiales y españoles, gobernador de los Países Bajos, virrey de Nápoles y conquistador de Portugal. A pesar de la controversia de su figura entre los historiadores se convirtió en el Gran Duque de Alba hasta su muerte en 1582.
Lo que vino después ya es otra historia…
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