Entre gozos, himnos y melodías

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Franco y Millán Astray se abrazan mientras cantan junto a otros legionarios del Cuartel de Dar Riffien (Ceuta, 1926).
Foto Bartolomé Ros. Archivo Familia Ros Amador. Colorización de Tina Paterson.

Himnos revolucionarios, himnos universitarios e himnos militares, el «Gaudeamus igitur», «La Marsellesa», o el «Novio de la muerte» son melodías muy conocidas por todos nosotros, pero sus orígenes no fueron tan solemnes como después resultaron ser, incluso, una de ellas nació en un cabaret.

El «Gaudeamus igitur»

Vivant omnes virgines,

faciles, formosae

vivant et mulieres

tenerae, amabiles

bonae, laboriosae

Ciertamente esta letra no necesita traducción y resulta poco académica para cantar en cualquier acto solemne universitario, por eso, muchos coros obvian algunas estrofas. El «Gaudeamus igitur» se traduciría como «Alegrémonos pues» y es una canción estudiantil de la que se desconoce el nombre de su autor. Algunos apuntan a que la la letra pudiera ser del siglo XIII, en base a un manuscrito en latín de 1267 encontrado en la Biblioteca Nacional de París en el que las palabras de algunos versos son casi idénticas, aunque la expresión «gaudeaumus igitur» no aparece, y a pesar de que hay música en el manuscrito, no se le parece en nada a la melodía que se conoce en la actualidad.

La versión más antigua conocida es de un cancionero estudiantil manuscrito fechado entre 1723 y 1750. Se piensa que la música es de Johann Cristian Grüntaus (1717), reescrita en 1781 por el teólogo Christian Wilhelm Kindleben. Cantada inicialmente en universidades alemanas, se titulaba en realidad De brevitate vitae («Sobre la brevedad de la vida»).

En 1959 fue elegido himno de los Juegos Universitarios o Universiadas y es lema de la Hermandad de los Estudiantes de Salamanca. Por cierto, existe otro himno universitario mucho menos conocido y más religioso, «Veni Creator», del que aquí os dejo el enlace.

El «Novio de la muerte»

Con los primeros ejércitos de la historia surgen los toques de ordenanza con los que se regulaba el día a día de los soldados y con los que se transmitía las órdenes de mando durante el combate. Al principio se utilizaban cuernos, caracolas o cualquier otro medio para poder dar aviso, y a partir del siglo XV, que los ejércitos se organizan, aparece la música militar.

Nadie en el Tercio sabía quién era aquel Legionario, tan audaz y temerario…

Con estas palabras comienza la melodía del «Novio de la muerte», la popular sintonía utilizada por la Legión Española, aunque su primer Himno Oficial fue «Tercios Heroicos», creado por el músico militar Francisco Cales y el poeta Antonio Soler.

Mediante Real Decreto de 28 de enero de 1920 se formalizó la creación de una fuerza de choque para la segunda guerra de Marruecos. En ella se podían alistar tanto españoles como extranjeros con la única condición de ser «sanos, fuertes y aptos para empuñar las armas». Eran tiempos difíciles y la guerra del Rif enfrentó a las tribus de la región montañosa del norte de Marruecos contra las autoridades españolas y el Imperio colonial francés. La dureza de la climatología y del terreno, junto con la inexperiencia de los soldados, provocó numerosas bajas a las tropas españolas. El rey Alfonso XIII creó el conocido «Tercio de extranjeros», una unidad entrenada especialmente para actuar solo en el norte de Marruecos que se convertiría en la fuerza de choque combatiendo en primera línea. Sería el germen de la Legión Española.

Su comandante José Millán-Astray intentó convertirlos en aguerridos soldados que no tuvieran más honor y gloria que morir por España. Un día, encontrándose en Melilla, escuchó la canción el «Novio de la muerte», un charlestone interpretado en cafés y cabarets de Madrid y África por Lola Montes. La letra se adapta perfectamente a la filosofía que quería para sus tropas, y con el tiempo fue modificándose para convertirse en una marcha militar (a ritmo de legionario, 160 pasos por minuto), y después, en marcha procesional lenta para el Cristo de Mena e himno de los caídos de la Legión.

«La Marsellesa»

Podemos escuchar parte de la melodía en la Obertura de Chaikovski (1812) y en unos acordes del inicio de la canción de Los Beatles, All you need is love, pero desde el 14 de julio de 1795 es el Himno Nacional de Francia. Tres años antes, un oficial francés destinado en Estrasburgo, Rouget de Lisle, compuso la letra en una sola noche. La tituló «El canto de guerra del ejército del Rin» tras la guerra entre Francia y Austria, una de las potencias monárquicas contrarias a La Revolución Francesa.

La letra se difundió rápidamente entre el ejército francés, y el 10 de agosto de 1792, los sans-culottes de París, insurgentes de secciones parisinas, y varias tropas federadas, asaltaron el Palacio de las Tullerías. Durante el asalto los confederados de Marsella cantaron la letra de Rouget de Lisle, convirtiéndose en un símbolo más de la Revolución y propagándose por toda la ciudad de París. Será a partir de entonces que se empiece a conocer al himno como «La Marsellesa».

A lo largo del tiempo la letra y la música se fue modificando hasta que una comisión de músicos profesionales creara la versión actual en 1887. Prohibido durante el Imperio y la Restauración, en la Tercera República se consolida su oficialidad en las constituciones de 1946 y 1958.

Para terminar, permitidme que me disculpe si después de escuchar estas melodías no os las podéis sacar de la cabeza, porque pegadizas son y mucho. 😉

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