El Hôtel-Dieu de París

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Xiquinho Silva | Flickr CC BY 2.0

Situado en la orilla izquierda de la Île de la Cité, cerca de la catedral de Notre-Dame, encontramos el Hôtel-Dieu de París, no, no se trata de ningún hotel, sino del hospital más antiguo de la ciudad, fundado en el siglo VII. El nombre significa «Casa de Dios» y recibía a indigentes, huérfanos y peregrinos siendo administrado por la Iglesia

Proto-hospitales

Encontramos a los «templos curativos» de la Antigua Grecia (Asclepeion) consagrados al dios Asclepio y gestionado por sacerdotes; después aparecieron los hospitales militares romanos (Valetudinaria), construidos en lugares estratégicos por todo el imperio a partir del siglo I a. C.; en el siglo IV el líder religioso San Basilio construyó un gran complejo a las afueras de la ciudad de Cesarea, conocido como Basileias, compuesto por un asilo, un hospicio y un hospital donde los pobres, enfermos y huérfanos podían encontrar un poco de comida, refugio y atención médica gratuita a manos de los monjes y monjas. Puede que sea el primer hospital occidental donde había un cierto nivel de atención para los enfermos.

El Imperio Bizantino estableció centros para el cuidado con una construcción cruciforme, plan que continuó hasta el Renacimiento. Tras su caída encontramos monasterios cristianos localizados en su mayoría en las rutas de peregrinaje y de cruzadas por todo el Mediterráneo y Europa central en los que incluyeron patios para dormir donde acomodaban a los enfermos. Se hacían cargo de ellos las órdenes religiosas como parte de su función caritativa, pero la atención de la salud dejaba mucho que desear a diferencia del mundo árabe. Durante la Alta Edad Media se acogió a los enfermos en las grandes iglesias de los monasterios, aunque ya encontramos edificios construidos especialmente para dicha labor como el hospital St. Thomas (fundado en 1106) y el hospital St Bartholomew (fundado en 1123) en Londres y The Ospedale degli Innocenti (1419) y el hospital de St. Maria Nuovo en Florencia (1285) que contaba con instalaciones quirúrgicas especializadas.

Hôtel-Dieu en París

En la actualidad muchos edificios han conservado ese nombre a pesar de no estar a cargo de religiosos, pero inicialmente el nombre se empleaba para designar en Francia al principal hospital de una ciudad. Es el Hôtel-Dieu de París el más antiguo, asociado con la Facultad de Medicina París-Descartes, en el que han trabajado médicos y cirujanos de renombre como Dupuytren, Récamier, Trousseau, Paré, Tiffeneau, Pierre Joseph Desault, doctor personal del hijo de Luis XVI, Jean-Nicolas Corvisart, médico personal de Bonaparte y el biólogo, anatomista y fisiólogo francés Xavier Bichat, que murió precisamente al caer por las escaleras del hospital.

En la mentalidad de la época consideraban -con fundada razón- que si te ingresaban en un hospital no saldrías vivo de allí al relacionarlo con la pobreza y la muerte. Eso no ocurría en el Hôtel-Dieu, considerado uno de los mejores hospitales de toda la Edad Media y que se mantuvo en funcionamiento durante catorce siglos. Fundado por el obispo Landerico de París en el año 651, contó con la ayuda de mujeres voluntarias que en el siglo XII se constituyeron en orden religiosa adscrita a la orden de San Agustín. A partir de 1136 solo estuvo a su altura el hospital del Pantokrátor, fundado por el emperador bizantino Basilio Juan II a orillas del Bósforo. Un siglo después, y a diferencia de otros hospitales de la época, el Hôtel-Dieu ya contaba con cuatro salas principales para pacientes en diversos estadios de su enfermedad divididos según la gravedad de sus síntomas, a esta se sumaba otra sala para los que estaban en fase de recuperación y una más para maternidad. Disponían de un servicio ambulatorio por el que las enfermeras se desplazaban al domicilio de los pacientes que podían permitirse ser tratados en sus casas y disponían de un molino, una panadería y una farmacia. Su eficiente gestión era la excepción a la norma de aquellos tiempos. Cuando los pacientes se recuperaban solían permanecer voluntariamente unos días más trabajando en la huerta o en la granja a modo de agradecimiento.

El nombre lo toma bajo el reinado de Saint-Louis y el edificio fue ampliado en diversas ocasiones hasta el siglo XV. En el siglo XVI podía atender a 3500 pacientes, aunque solo disponía de 1200 camas, compartiéndola pacientes enfermos con parteras. En el siglo XVII había 100 cirujanos y ocho médicos que debían visitar a cada paciente dos veces por semana tal como ser reguló en 1580, es decir, cada día debían atender a unos 430 pacientes (imagino que hoy se reirían de la presión asistencial que tenemos en nuestros países). Algunas camas estaban separadas por una tela que nunca se lavaba y que además de entorpecer la ventilación facilitaba la expansión de las infecciones. Claramente insuficiente para albergar a tantos pacientes un edicto de Luis XIV en 1662 ordenó crear un hospital en cada pueblo y ciudad de su reino.

A lo largo de los siglos sufrió diversos incendios y tras ser restaurado en tiempos de Napoleón sus campañas militares lo llenaron más aún con heridos de guerra, llegando a tener seis personas en una misma cama. Tras la Revolución Francesa ya se habían levantado otros hospitales en París que lograron descongestionar el Hôtel-Dieu, siendo demolido en 1878 y reconstruido con la actual distribución.

A partir de entonces los médicos se hicieron cargo de las tareas médicas, relegando a las monjas a funciones de enfermería hasta principios del siglo XX. Las habitaciones eran calentadas por enormes estufas de carbón vegetal y las ropas de los enfermos se lavaban y arreglaban antes de reutilizarse. Al igual que hoy en día cada departamento estaba a cargo de un médico jefe.

Florence Nightingale, una pionera

En el diseño de los hospitales pocas personas han influido tanto como la enfermera Florence Nightingale a finales del siglo XIX. Defensora de la teoría que pensaba que la falta de saneamiento y las enfermedades mantenían una estrecha relación, y de la «teoría del miasma» que sostenía que el aire y los gases en mal estado eran una de las principales causas de la enfermedad, así pues, sostuvo que debía mantenerse una buena circulación del aire para ayudar a tratarlas. En un tiempo donde la teoría de los gérmenes como causa de las enfermedades estaban dando sus primeros pasos, las mejoras en el diseño y la distribución del hospital no se hicieron esperar.

Florence Nightingale (en el medio de la fotografía) con un grupo de enfermeras en el el hospital St. Thomas (1886).

Durante la guerra de Crimea que enfrentó en 1854 a Gran Bretaña y a otras naciones con el Imperio ruso, los aliados vencían a los rusos, pero las enfermedades diezmaban al ejército británico al no disponer de médicos, enfermos ni medicinas. Un antiguo conocido de la familia Nightingale, Secretario de Guerra en Gran Bretaña por entonces, conocía las actividades de Florence como enfermera, y el 21 de octubre de 1854 se desplazó a Crimea junto a un equipo de treinta y ocho enfermeras.

En el primer verano que estuvo allí más de cuatro mil soldados murieron, diez veces más por enfermedades que por las propias heridas en el campo de batalla. En un hospital de Estambul observó que las tasas de mortalidad superaba el 40 % de ingresados y tras investigar las causas descubrió que una línea de agua que se dirigía al hospital pasaba por el cadáver de un caballo muerto. Ordenó la limpieza de los vertederos y mejoró la ventilación del hospital bajando el índice de mortalidad rápidamente.

Tras la guerra, y con la prensa alabando su labor, regresó a Gran Bretaña y solicitó audiencia a la Reina Victoria convenciéndola que había que tomar urgentemente reformas higiénicas en los hospitales del país. El tiempo le dio la razón.

Florence Nightingale tuvo también un papel importante en la creación de la Cruz Roja Británica en 1870 e inauguró una Escuela de Adiestramiento de Enfermeras en el hospital St. Thomas, además de destacar en el campo de la estadística, campo que fue también reconocida como miembro de la Royal Stadistical Society.

Hoy, cada 12 de mayo, coincidiendo con el aniversario de su nacimiento, se celebra el Día Internacional de la Enfermería.

Para saber más:

Historia de la arquitectura sanitaria

Florence Nightingale

Links imágenes:

tomascabacas; florence-nightingale.co.uk

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