La vacuna de la polio, una donación altruista para la Humanidad

Alber Sabin (izquierda) y Jonas Salk, sobre la imagen de niños afectados por poliomielitis – ABC

En la actualidad la poliomielitis o polio es una de las enfermedades que más se ha beneficiado de las vacunas. Las investigaciones a mediados del siglo pasado de Jonas Salk y Albert Sabin dieron sus frutos y tras descubrirla donaron la patente, un acto que les honra al perder los más de 7000 millones de dólares que hubieran obtenido tras su comercialización. Es probable que hoy ninguna farmacéutica esté dispuesta a sacrificar beneficios tan suculentos, pero… ¡qué importa el dinero si puedes salvar millones de vidas!

El virus de la polio y su vacuna

Circula entre nosotros desde la Antigüedad y se documenta por primera vez en la estela egipcia de la XVIII dinastía (1580 – 1350 a. C) que os muestro, donde se ve a un sacerdote que usa una muleta a consecuencia de su pierna derecha atrófica y acortada con un pie equino.

Estela egipcia de la XVIII dinastía (Carlsberg Glyptotek de Copenhague).

A lo largo de la historia se han ido sucediendo casos hasta que en 1834 apareció el primer brote epidémico en la isla Santa Elena, extendiéndose por toda Europa y Norteamérica, donde en 1952 afectó a 58 000 personas, causó más de 3000 muertos y dejó a más de 21 000 personas con graves secuelas, convirtiéndose en una plaga que azotó a multitud de países, tanto ricos como pobres, marcando profundamente la conciencia de las personas.

La enfermedad se describe clínicamente por primera vez en 1789 como «una debilidad de las extremidades inferiores» por el médico y cirujano inglés Michael Underwood en su libro A Treatise on the Diseases of Children, y en 1908, Erwin Popper y Karl Landsteiner, dos médicos austríacos, aíslan el virus, descubriéndose pocos años después hasta tres subtipos diferentes.

Es muy contagiosa y se transmite por contagio directo de persona a persona, por contacto con las secreciones infectadas de la nariz o la boca o por contacto con heces infectadas por el virus. Tras penetrar por la boca y la nariz, se multiplica en la garganta y el tubo digestivo, diseminándose a través del torrente circulatorio al sistema nervioso pudiendo ocasionar la parálisis en pocas horas, siendo los niños, ancianos y gestantes los más vulnerables.

El virólogo John Franklin Enders sentó la base de una vacuna tras cultivar el virus en el laboratorio en 1948, y siete años después el microbiólogo neoyorkino Jonas Salk consiguió la deseada vacuna. En ese momento se administraba mediante inyección (siendo necesarias varias dosis para lograr una inmunidad permanente) y se basaba en los tres tipos de virus inactivados, siendo el propio Salk, su mujer y sus tres hijos los primeros en probarla y generar anticuerpos sin enfermar. Su hallazgo se publicó en 1953 en la revista Journal of the American Medical y el 12 de abril de 1955 se anunció que la vacuna obtenida era eficaz en la prevención de la polio paralítica.

Dos años después, el virólogo estadounidense de origen judío polaco, Albert Sabin desarrolló la vacuna que podía ser administrada «dulcemente» por vía oral. Los niños estaban encantados porque se la tomaban con un terrón de azúcar mezclado con dos gotitas de vacuna que, en este caso, estaba hecha con virus vivos atenuados. En los Estados Unidos se comenzó a administrar sistemáticamente a partir de 1965 y a partir de entonces cambió la historia de esta enfermedad.

Vacunación contra la polio en Nigeria

La enemistad entre Salk y Sabin

Ambos mantuvieron una enemistad que perduró hasta el final de sus días. Albert Sabin, ya con 84 años de edad respondió a una pregunta acerca de la vacuna de Jonas Salk diciendo «… pura química de cocina; Salk no descubrió nada». Por su parte, Salk dijo que «Albert Sabin nunca significó nada para mí. Cuando lo conocí en Copenhague en 1960 le dije que su vacuna era responsable de varias muertes».

Como en otras rivalidades científicas puede que entre los motivos encontremos cuestiones ideológicas, intereses, celos, choque de egos y otros que desconocemos. Aunque ninguno recibió el Premio Nobel, el mayor premio que consiguieron fue saber que sus vacunas ayudaron a millones de personas en todo el mundo. En una ocasión entrevistaron en un programa de televisión a Jonas Salk y le preguntaron por los motivos por los que rechazó patentar la vacuna. Su respuesta fue como mínimo curiosa:

No hay patente. ¿Acaso se puede patentar el sol?

Jonas Salk fue reconocido durante dos décadas como el científico más famoso del mundo, incluso llegó a ser portada de la revista Time. Una fama que se ganó las críticas de sus colegas al no ver con buenos ojos que un científico perdiera el tiempo en ser una celebridad pública en lugar de encerrarse en un laboratorio investigando. Pero su mayor oponente fue Albert Sabin, de hecho, libraron una legendaria batalla entre sus dos tipos de vacunas, la fabricada con virus vivos atenuados versus con virus muertos inactivados.

Cuando Salk comenzó su investigación con virus muertos la comunidad científica sostuvo que no sería posible, pero cuando la consiguió demostró que entre sus virtudes se encontraba la posibilidad de obtenerlas más rápidamente. Cuando se aplicó a la población surgieron al principio algunos casos de afectación e incluso muerte asociada a la misma, hecho que aprovechó Sabin para decir que era peligrosa, sin embargo, cuando Sabin aplicó la suya, los primeros preparados ocasionaron también la enfermedad. Una causa-efecto que no se llegó a demostrar.

Por caprichos del destino muchos años después de su muerte quedaron unidos ambos científicos al establecer la Organización Mundial de la Salud que se administrara una mezcla de la vacuna de Sabin y la de Salk, así, todos los niños del mundo reciben una combinación de ambas.

Hoy, 24 de octubre, es el Día Mundial de la Polio y esta enfermedad está a punto de desaparecer de nuestro planeta gracias al esfuerzo de muchas personas y organismos internacionales. En España no se informa de ningún caso desde 1989; en América el último caso fue en un niño peruano en 1991 y en Europa se erradicó en 2002. Solo permanece endémica en tres países, Pakistán, Afganistán y Nigeria debido a que las guerras internas dificultan la implantación de la vacunación, pero es probable que se convierta en pocos años en la segunda enfermedad infecciosa en ser erradicada, tras la viruela.

Todo un éxito de la ciencia, del esfuerzo de muchos y del altruismo de pocos.

¡Gracias Sabin, gracias Salk!

Para saber más:

sabin.org

Vacunas antipoliomielíticas

La historia de la poliomielitis

Links imágenes:

ABC Historia; Asap_Kamal

Una respuesta a “La vacuna de la polio, una donación altruista para la Humanidad”

  1. Avatar de Un científico, un presidente y la «Marcha de los diez centavos» –

    […] mediático muy conocido y su popularidad no dejó de aumentar, más aún tras manifestar su negativa de patentar su vacuna por considerar que sería un beneficio para la humanidad y no ganó dinero por su […]

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