
En mis tiempos de residencia una ginecóloga compañera mía se puso de parto mientras yo estaba de guardia. Cuando llegó al hospital con los dolores de contracciones de parto pedía que llamara al anestesista para que le administrara la «epidural». Inicialmente me sorprendió su petición porque conociéndola como la conocía era de las personas que decían que parirían sin ningún tipo de anestesia, así que, se me ocurrió preguntarle cómo era que había cambiado de opinión. Su respuesta fue clara y concisa: ¿cómo te sentirías si te dieran una patada en «tus partes» cada dos minutos? Por supuesto, me apresuré a llamar al médico.
Al final del embarazo se produce un cambio hormonal que aumenta el umbral del dolor para que la mujer pueda soportar mejor el dolor del parto, dolor que muchos definen como el que se presenta cuando se sufre una fractura ósea. La anestesia epidural se administra con la dosis necesaria para inhibir el dolor más intenso sin que se elimine la sensación de las contracciones para que la madre pueda colaborar en los pujos del trabajo de parto. Lo ideal es administrarla una vez iniciado el trabajo de parto y se han alcanzado al menos los 3-4 cm de dilatación. Pasados entre 10 y 20 minutos de la primera dosis ya se nota su efecto, disminuyendo también la ansiedad de la parturienta y lo más importante, sin afectar a la madre ni al feto.
El ser humano ha buscado desde tiempos pretéritos sustancias para calmar los dolores, y tan natural es presentar dolor como el querer eliminarlo. Hoy disponemos de varios tipos de anestesias: la anestesia general, que nos elimina el dolor, nos seda y relaja nuestros músculos; la anestesia local, tan utilizada y de la que todos nos hemos beneficiado en algún momento cuando hemos acudido al odontólogo, por ejemplo; y la anestesia locorregional, que inhibe la sensibilidad de una parte concreta del cuerpo. Pues bien, la anestesia epidural correspondería a esta última, y es sin duda alguna uno de los mayores logros de la medicina y como es de bien nacidos ser agradecidos, recordemos a la persona cuya investigación y práctica dio lugar a este gran invento: el médico militar español Fidel Pagés Miravé
Su vida y su dedicación
Nació en el seno de una familia oscense acomodada y con 22 años se licenció en Medicina comenzando su carrera en Sanidad Militar. En pocos años acumuló gran experiencia como cirujano de heridos de guerra y en 1909 fue destinado a Melilla donde decidió dedicar su investigación a encontrar la manera de aliviar el dolor tras el desastre del Barranco del Lobo, donde las tropas españolas fueron derrotadas por los rifeños y los servicios médicos se encontraron sobrepasados.
Tras un duro enfrentamiento entre las tropas españolas y las kabilas rifeñas, en una sola jornada murieron cientos de soldados y resultaron heridos unos 600 que luchaban por salvar su vida. Pagés se encontró nada más llegar a Melilla con la necesidad de atenderlos en desastrosas condiciones, algunos agonizando durante horas bajo el sol en el lugar donde les hirieron hasta que alguien se compadecía de ellos y los trasladaba durante kilómetros a la retaguardia. Así pues, organizó una compañía de ambulancias que permitían llegar a los médicos hasta primera línea para poder evacuar a los heridos, salvando a muchos de ellos.

Tras regresar a la península sirvió en distintas ciudades del país y se doctoró en Madrid en 1913, obteniendo dos años después un puesto en el Hospital Provincial de la ciudad. Allí, su prestigio aumentó atendiendo a la propia Reina María Cristina. Durante la Primera Guerra Mundial inspeccionó los campos de prisioneros que el ejército austríaco tenía en la zona y practicó numerosas operaciones en un hospital de Viena, donde contactó con cirujanos alemanes que habían experimentado con la anestesia en el espacio epidural.
La anestesia metamérica
En 1919 fundó la Revista Española de Cirugía, publicando en 1921 un artículo llamado Anestesia metamérica, en el que describía la anestesia epidural que practicó en 43 pacientes, sin embargo, al compartir su descubrimiento con el resto de médicos del país borró su nombre de la historia de la medicina.

la Revista Española de Cirugía en 1921
El primer bloqueo neuroaxial del que se tiene constancia corresponde al neurólogo norteamericano James Leonard Corning en 1885, que inyectó hidroclorato de cocaína en la médula espinal en un perro y después a un hombre, ambos con éxito, aunque todo hace suponer que la anestesia fuese epidural, no intradural. Sea como fuera, Corning no fue consciente y debemos esperar a principios del siglo XX para tener otros estudios más serios, por parte del alemán August Bier.

No es lo mismo una anestesia epidural (o peridural), que intradural. En la anestesia intradural se atraviesa la duramadre (meninge) o membrana exterior, que protege al sistema nervioso central, es decir, la médula espinal y el encéfalo; con la epidural, nos referimos al espacio que hay entre la duramadre y el ligamento amarillo (espacio epidural).
Una polémica reconocida
Entonces, ¿por qué considerar a Fidel Pagés como el descubridor de la epidural? En el artículo que publicó describió la técnica con todo lujo de detalles, tanto desde el punto de vista fisiológico como de la técnica a utilizar, un procedimiento que no ha cambiado hasta nuestros días, mientras que Corning habla someramente de ella. El problema fue que poco después de publicarlo falleció en un accidente de coche tras derrapar en la carretera cuando se dirigía a Madrid, además, su artículo fue editado por expreso deseo del autor solo en su revista y en español, idioma que no formaba parte de la comunidad científica en aquellos tiempos, pasando totalmente desapercibido.
No fue hasta que el italiano Achile Mario Dogliotti Ferrara diera a conocer el mismo método descrito por Pagés -sin ser conocedor del mismo-, describiéndolo como «peridural segmentaria». Dogliotti dio a conocer con mayor fortuna la técnica divulgándose rápidamente por todo el mundo, hasta lo presentó en 1932 en un congreso en Madrid sin que ninguno de los asistentes reconocieran que Pagés ya la había descrito unos años antes. Dogliotti recibió todo el crédito por parte de la comunidad científica, sin embargo, sí hubo alguien que leyó y aplicó la técnica de Pagés, el argentino Alberto Gutiérrez, quien reclamó en varios artículos publicados entre 1932 y 1933 la autoría de la anestesia epidural para Pagés.
Finalmente, Gutiérrez consiguió lo que reclamaba y se le reconoció al Dr. Pagés su autoría. Para ser justos la anestesia epidural o metamérica debería reconocerse como método Pagés-Dogliotti, ya que, el Dr. Dogliotti renovó el método del Dr. Pagés.
Hoy, la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR) otorga cada dos años un premio que lleva su nombre y el Ministerio de Defensa español creó en 2007 el Premio a la Investigación en Sanidad Militar Fidel Pagés Miravé. Actualmente, son millones de mujeres las que se benefician de esta anestesia durante el parto, así como las personas que se operan de dolencias múltiples con la epidural.
Un video sobre la anestesia peridural y raquídea
Para saber más y links imágenes:
Aproximación a la obra científica del Comandante médico Fidel Pagés Miravé, Sanid. Mil. vol.67 supl.1 Madrid jul. 2011
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