
El Imperio liderado por Gengis Kan no tuvo parangón con ningún otro, duró desde 1206 hasta 1368 y comprendió gran parte de Asia y Europa oriental. Las hordas mongolas provocaron el desplazamiento de la población en proporciones jamás vistas y, aunque en nuestras mentes los tengamos como salvajes, lo cierto es que supieron incorporar los avances sociales y tecnológicos de los territorios conquistados para su propio beneficio de la misma forma que otros grandes conquistadores. Así, incorporaron el papel y la pólvora, el arco compuesto, el estribo de metal, organizaron centros de administración y cooperativas rurales, potenciaron el comercio y permitieron que las distintas religiones coexistieran en su sociedad. Sin duda, su valor, su fiereza y su inteligencia ayudaron en sus conquistas, pero encontramos otro factor clave en el éxito de su expansión: su alimentación.
No dejan de sorprendernos los datos que arrojaron sus conquistas y la influencia que tuvieron en la historia. Tampoco deja de ser curioso el estudio realizado por el genetista evolutivo Chris Tyler-Smith en 2003 del Instituto Wellcome Trust Sanger en Hinxton, Reino Unido, en el que descubrió que el 8 % de los hombres en 16 poblaciones asiáticas y el 0, 5 % de los hombres en todo el mundo comparten secuencias casi idénticas del cromosoma Y, y que la variación que existía en su ADN sugiere que el linaje se inició hace unos 1000 años en Mongolia. Vamos, que en la actualidad hay 16 millones de personas descendientes de Gengis Kan, y es que este tuvo muchos hijos con diferentes mujeres -se sugiere que embarazó a más de mil- y solo uno de sus hijos tuvo cuarenta hijos con concubinas y esposas.
¿Qué comían?
Cuando Temijin (Gengis Kan) asumió el poder en 1206 los agricultores nómadas de Mongolia dependían de la tierra que cultivaban para alimentar también a sus cabras, ovejas y caballos. Las reservas de grano, la producción de pasto, su ganado, y, cómo no, la ingesta de productos lácteos, permitieron a estos guerreros nómadas llevar a cabo sus prolongadas campañas.

Su estilo de vida nómada les inclinó a tener animales vivos que les suministraran lana, estiércol y leche, esta se convirtió en la base de su alimentación al preparar con ella queso, yogur, mantequilla y bebidas. Consumían carne, la de caballo era más apreciada que las de cordero o carnero, y las hervían en lugar de asarlas, al resultar más costosas al consumir más combustible en su elaboración. Las duras condiciones en las que vivían obligaron a aprovechar hasta la médula de los huesos de los animales, que ingerían hervida con cuajada o mijo, y con la sangre que obtenían al matar a un animal, preparaban embutidos.
Pescados consumían pocos y encontraron en los productos elaborados con leche la base de su dieta, aunque no podían consumir leche fresca al ser el 95 % de los pastores mongoles intolerantes a la lactosa. La mantequilla se conservaba en bolsas de cuero para prolongar su conservación, el queso se dejaba secar expuesto al viento y al sol, colocándolo en la parte alta de su tienda, y se elaboraban cuajadas de leche secas (qurut) que se fermentaba o hervía en leche. Recolectaban vegetales, tubérculos, granos, bayas y frutas, y a medida que conquistaban territorios incorporaban a su dieta otros alimentos como el pan y los tallarines.
¿Qué bebían?
Son famosas las borracheras entre los mongoles y no era raro ver al Gran Kan impartir justicia borracho, de hecho, no era infrecuente que algún líder mongol muriera por coma etílico, algo que, por otra parte, tampoco estaba mal visto.
Los hombres eran los encargados de elaborar las bebidas alcohólicas, que luego bebían tanto hombres como mujeres:
- El kumis o airagh, una de las más populares, descrita como de sabor ácido con dejos de almendra, hecha habitualmente con leche de yegua fermentada, en ocasiones con leche de oveja, buey, camello o yak. Ingerirla representaba un símbolo de poder al requerir hasta 60 caballos para producir la cantidad necesaria para el verano. Su proporción de alcohol era de 1 a 3 %, proporción que aumentaba destilándola.
- Con las conquistas incorporaron otras bebidas alcohólicas menos alcalinas y más embriagantes que desplazaron al airagh: el boal, hecho con vino de miel; buza, cerveza de mijo; vino de uva o de arroz; licores destilados como el arqui, hecho de distintos tipos de frutas y granos, muy fuertes con un grado de alcohol que podía llegar al 60 %.
En la actualidad, sigue consumiéndose en gran parte de Asia platos mongoles tradicionales como el sulen, un caldo o guiso hecho con cordero y vegetales, y, cómo no, el famoso «filete tártaro», carne molida cruda de res o caballo que según las crónicas de la época ponían bajo la silla de montar para sacarle toda la sangre y convertirla en un filete aplanado.
El consumo de alcohol hizo que aumentaran las enfermedades como la gota y disminuyera la fertilidad, influyendo en el declive de su salud y del mismo Imperio. Tras la muerte de Gengis Kan en 1227 con 66 años de edad, sus sucesores expandieron el imperio, pero sus disputas lo dividieron y esto influyó en su posterior declive.
Información basada en el artículo de Cartwright, Mark. «Comida y bebida en el Imperio Mongol». Traducido por Lorena Sarre. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 26 sep 2019. Web. 05 ago 2021.
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