La política envuelve todo lo que nos rodea, está en todas partes, en nuestro trabajo, en nuestro barrio, en nuestra ciudad, en nuestro país y en el mundo entero. La política es causa y consecuencia de los cambios sociales y económicos que se suceden en todo el mundo. Estamos viviendo tiempos convulsos a nivel global como pocas veces antes habíamos visto y si no tuviéramos bastante con la pandemia de COVID-19, Putin -que no el pueblo ruso- decidió invadir Ucrania, provocando el horror, la desesperación y un genocidio, sí, llamemos a las cosas por su nombre.
La política es un juego complejo y retorcido en el que por desgracia cada vez es más difícil encontrar un (buen) gobernante que deje más tiempo en paz a la gente, y mencionando al ingenioso Groucho Marx «solo me sentaría a la mesa de un político ‘si paga él’».
Recientemente llegaron a mis manos unos pensamientos -también de algún que otro político- que dan que pensar y quisiera compartirlos con todos vosotros.
Cada uno que saque sus propias conclusiones, yo tengo muy claras las mías.