
Díptico de Federico de Montefeltro y su mujer Battista Sforza (1465 aprox.) Florencia, Galleria degli Uffizi
Prácticamente todos nosotros tenemos lunares. Puede que sean más o menos planos, más o menos pigmentados, pero no dejan de ser una marca de nuestro aspecto físico. Los pintores a lo largo de los tiempos, queriendo ser fieles a sus modelos los han reflejado también en sus obras y encontramos numerosos ejemplos de ellos. Hoy quisiera mostraros una obra en la que podemos ver claramente este rasgo distintivo.
La corte de Urbino era una de las más cultas de Italia y mantenía un contacto continuo con Flandes, tanto en el intercambio de artistas como de obras de arte. Nuestro protagonista, Federico de Montefeltro, era considerado un gran estadista y benefactor de las artes. De educación y trato exquisitos poseía la biblioteca más completa de su tiempo. Pero todos tenemos un lado oscuro y en el caso de Federico de Montefeltro también.
La conjura de los Pazzi
El 26 de abril de 1478, Sábado Santo, la catedral de Florencia acogía a la nobleza local con Lorenzo de Médici El Magnífico, y su hermano menor Giuliano, entre ellos. En el momento en el que el sacerdote elevaba el cáliz con el pan consagrado en el altar de Santa María del Fiore, los hermanos Pazzi, el arzobispo Salviati y otros conjurados asestaron diversas puñaladas sobre los Médici. Lorenzo fue herido en un brazo, pero su hermano falleció con 19 heridas mortales. Los conspiradores no cumplieron su objetivo que no era otro que hacerse dueños de Florencia por parte de los Pazzi y de la Italia central por parte del papa Sixto IV. El castigo fue ejemplar y los dos hermanos Pazzi, Francesco y Jacobo, y el arzobispo Salviati, fueron condenados a morir ahorcados.
En el año 2004, Marcello Simonetta, historiador de la Universidad Wesleyana, descubrió y decodificó una carta del siglo XV hallada en los archivos de la familia Ubaldini, un mensaje enviado por el duque de Urbino a sus embajadores en Roma, dos meses antes de la conjura de los Pazzi. En ella se revelaba que Federico de Montefeltro, Duque de Urbino y condottiere del Papado, se comprometía a situar 600 hombres en las afueras de Florencia en el momento del asesinato, de esta forma, el duque de Urbino aumentaría su poder en la península. Fue él quien atrajo hacia la conjura al Papa y al rey de Nápoles, Fernando de Aragón.
Al sobrevivir Lorenzo El Magnífico este convenció al rey Fernando de que no era conveniente para ninguna de las partes que el Papa acumulara más poder, y así, Sixto IV, se resignó a hacer las paces con Lorenzo, aunque nadie denunció a nuestro Federico de Montefeltro, máximo responsable de la conjura.
El díptico
Lo pintó Piero della Francesca, uno de los máximos exponentes del Quattrocento italiano, formado en Florencia bajo la protección de los Duques de Urbino. Tuvo la desgracia de que una enfermedad ocular le dejó ciego con los años, aunque tenemos muestra de su talento en obras como la que aquí os presento.
Originalmente se componía de dos tablas por encargo de los mismos duques. Primero pintó a Federico de Montefeltro, y el retrato de su mujer Battista Sforza no lo realizó hasta después de su muerte, en 1472. Ambos están representados de perfil, uno frente al otro. Federico porta un traje y bonete de carmesíes y muestra su perfil bueno, pues era tuerto del ojo derecho y tenía una gran cicatriz. Su nariz ganchuda, sus labios finos, su mentón prominente y su cuello ancho no pasaban inadvertidos para nadie. Su piel, de color amarillo, mostraba un rostro flemático y frío. Pues bien, fijémonos en su mejilla izquierda.

En ella encontramos tres tumoraciones redondeadas, bien delimitadas y ligeramente pigmentadas, que corresponden a nevus intradérmicos; unos centímetros por debajo de la oreja izquierda presenta otra lesión similar.
Los nevus celulares
Seguro que muchos de nosotros también tenemos algún nevus, ya que son muy frecuentes y suelen aparecer a lo largo de la vida, pero tranquilos, se trata de pigmentos benignos, relacionados con los melanocitos, células que producen melanina, un pigmento importante en la protección contra los rayos solares.
Pueden adquirir distintas formas y se distinguen diversos tipos según el nivel de la piel donde se localizan. Así, los lunares, los más superficiales, están en la epidermis; los nevus junturales, a nivel dermo-epidérmico; los nevus compuestos, se encuentran tanto a nivel dermo-epidérmico como en el resto de la dermis; y los nevus intradérmicos, solo presentan componente dérmico. A veces tienen folículos pilosos y están cubiertos de pelos.
Aquí os dejo una pequeña muestra de nevus que encontramos en algunas obras de arte.
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