
En la catedral de Sevilla hay en uno de sus costados una torre campana conocida popularmente como la Giralda. Durante mucho tiempo fue una de las más altas de Europa con sus 104 metros de altura, casi el doble que la Torre de Pisa y más que el Big Ben de Londres, y se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad, una visita obligada para cualquier turista. Sin embargo, su nombre no corresponde con la torre misma, sino con un particular elemento de su estructura.
Su historia
Durante la ocupación musulmana de gran parte de la Península Ibérica en la Edad Media, en tiempos de los almohades, Sevilla se convirtió en capital de Al-Ándalus. En el siglo XII se inició la construcción de una nueva mezquita y el califa Abu Yúsuf al-Mansur ordenó la construcción de un minarete para la llamada a la oración. De planta cuadrada está inspirada en otros alminares como el de la mezquita de Kutubía en Marrakesh y el de Hasán de Rabat, y la genialidad de sus arquitectos hizo que en su interior se construyeran 34 rampas, en lugar de escaleras, facilitando el trabajo de los encargados de subir cuatro veces al día a lo más alto de la torre al poder hacerlo a caballo.
Tras la reconquista de la ciudad por el rey Fernando III en 1248 la mezquita fue convertida en templo cristiano, aunque mantuvieron las bolas del yamur que coronaban la torre en lugar de sustituirlas por campanas, hasta que un siglo después un terremoto hizo caer las bolas, sustituyéndose por una cruz. Casi dos siglos después, otro terremoto afectó gravemente la estructura y se decidió demoler la estructura e iniciar la construcción de la actual catedral. Fue entonces que se decidió transformar el alminar árabe de la antigua Mezquita Mayor en campanario, un proyecto a cargo del arquitecto Hernán Ruiz II el Joven. Los dos tercios inferiores de la torre originalmente correspondían al minarete y el constructor instaló 24 campanas, cada una con su nombre, terminando las obras en 1565.
Tres años después, Bartolomé Morel, fundidor de la Real Casa de Artillería, coronó la torre con una veleta en forma de mujer, símbolo de la victoria del cristianismo sobre el mundo musulmán, según diseño de Juan de Vargas y Juan Bautista Vázquez el Viejo, y a finales del siglo XVI se le dio el popular nombre de Giralda («que gira»). Pasaron los años y ese nombre pasó a denominar toda la torre, mientras que la veleta se conoció como el Giraldillo.
El Giraldillo

La figura del Giraldillo fue en su tiempo la estructura en bronce más grande del Renacimiento en Europa y también se la conoce como Santa Juana. Su peso es de unos 1500 kilos, midiendo 3,47 metros de altura, y la veleta es un gran escudo que sujeta con la mano derecha. Guarda gran similitud con otras obras como la obra grecorromana, la Fuente de Minerva, que se encuentra actualmente en el tesoro de Hildesheimer y que el mito que representa se quiso recuperar en el Renacimiento. Una gran bola de bronce fundida por Bartolomé Morel en 1566 le hace de soporte y la estatua fue pintada en 1568 por Antón Pérez.
El rigor del tiempo hizo que se tuviera que restaurar en diversas ocasiones y así lo atestiguan las placas que encontramos en ella. Pocos años después de levantarse, en 1592, un fuerte viento torció el perno y tuvo que enderezarse posteriormente. En 1683 el brazalete de brazo izquierdo quedó dañado y en su lugar se puso lo que se cree que es un réplica del original, y con el tiempo tanto la cúpula donde se se encuentra como el vástago de la veleta también se repararon, siendo reemplazado por una réplica mientras se realizó su última restauración. El Giraldillo que encontramos hoy es el original y fue nuevamente izado en el año 2005.
Las otras «Giraldas»
Existen réplicas en Badajoz y en l’ Arboç (Tarragona), así como la Giraldilla de Carmona.

Encontramos copias de su diseño en otras localizaciones del resto del mundo, siendo la réplica más exacta la localizada en la ciudad hermanada con Sevilla en Kansas City.

Países como Bélgica, en la Universidad Católica de Lovaina; Rusia o Polonia también tienen réplicas, y en La Habana (Cuba) hubo otra reproducción de menor tamaño sobre la torre del campanario del castillo de la Real Fuerza. La Giraldilla representa a doña Isabel de Bobadilla, la primera gobernadora de la isla y esposa de Hernando de Soto, que exploró Florida. Actualmente se conserva en el Museo de La Habana. Como curiosidad decir que la Giraldilla de Cuba ha inspirado el logotipo de la marca de ron Havana Club.
Y para terminar, el mítico Madison Square Gardes de Nueva York tuvo su Giralda y su minarete coronando el edificio en su primera reconstrucción a finales del siglo XIX. En la década de los años 20 los impagos hicieron que se derribara y se volviera a levantar en otro lugar, pero sin la torre

Para saber más:
El Giraldillo, la mujer guerrera, y su relación con la pequeña escultura, por Mª Jesús Sanz. Universidad de Sevilla. España. Laboratorio de Arte, 20-2007
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