
No sé qué tienen los gatos para ser tan populares, pero si de expresiones conocidas hablamos se llevan «el gato al agua». Descubramos el curioso origen de una de ellas retrocediendo unos siglos atrás en el tiempo.
«De noche todos los gatos son pardos», «la curiosidad mató al gato», «ponerle el cascabel al gato», «dar gato por liebre», «llevarse el gato al agua», «buscar tres pies al gato», «tener más vidas que un gato», «comerse la lengua al gato», en fin, podría seguir pero la lista es interminable.
El estudio genético del ADN nos muestra que todos los gatos domesticados descienden del gato salvaje africano, una subespecie salvaje del norte de África y Oriente Medio. Este felino fue domesticado hace unos diez mil años por los primeros agricultores en Oriente Próximo, y mientras que en la Antigüedad los veneraban, en la Edad Media los quemaban en las hogueras al pensar que era un animal diabólico.
Llevan más tiempo que los perros entre nosotros, y escritores como Mark Twain pensaban que eran criaturas superiores: «de entre todas las criaturas de Dios, tan solo existe una a quien nadie puede hacer esclava de un collar y una correa. Se trata del gato. Si pudiésemos cruzar al hombre con el gato mejoraríamos al hombre, aunque el gato se deterioraría».
«Aquí hay gato encerrado»

Encontramos su origen en el Siglo de Oro español, concretamente en el siglo XVI. Entonces era muy frecuente guardar las monedas en bolsitos hechos de piel de gato para ocultarlos entre la ropa, y se puso de moda llamar gato a la bolsa. Por esto, los bandidos, cuando asaltaban a alguien y sospechaban que tenía dinero escondido, se decían entre ellos… «Aquí hay gato encerrado».
Hoy, los ladrones no utilizan entre ellos este tipo de contraseñas, pero la frase se quedó con nosotros y la utilizamos con frecuencia para referirnos a situaciones o acciones que nos despiertan cierta desconfianza.
Siempre aprendiendo.
Gracias, FJT.
Hola Enrique,
a mí me dio cierta pena descubrir que los utilizaron para hacerse sus monederos, pero bueno, también los hay que usan piel de cocodrilo o serpiente para hacerse las botas 😉
Abrazos
Así es, FJT. Recuerdo que estando dirigiendo la construcción de un importante Hotel en la Isla de Lanzarote (Teguise Playa) un buen día uno de los encargados nos invitó a comer en su casa a todo el equipo y el drama se produjo cuando al sacar del horno el corderillo que nos había preparado su mujer y servirlo en la mesa, a uno de nosotros se le ocurrió preguntar si era fresco y el encargado, tan bruto como buen encargado, dijo: Fresquísimo, tanto que esta mañana estaba jugando con mis niños. El disgusto de los niños, que empezaron a llorar y vomitar fue inmenso.
Pues eso, la piel de gato para bolsos … eso no es nada.
Un abrazo.
¡Ja, ja, ja! Me puedo imaginar la escena…