
Durante la Edad Media la medicina que se practicaba en zonas rurales era muy distinta de la oficiosa de la corte castellana, que se sustentaba por los textos de Avicena, Hipócrates, Aristóteles y Galeno, traducidos en la prestigiosa Escuela de Traductores de Toledo. Ser médico del rey -o físico, que era como se conocían entonces a los galenos-, representaba un gran honor, pero también una gran responsabilidad, un rango que no llegó a estar a la altura de otros oficios de la Casa del Rey, pero que si los comparamos con los otros físicos y cirujanos que no tenían el privilegio de estar en la corte, no resultaba estar tan mal.
El físico, al igual que el capellán, se relacionaba estrechamente con el rey. De la misma forma que este cuida del alma del monarca, el físico se encarga de su cuerpo. Pero en la Casa del Rey existían muchos otros oficios reglamentados, y al ser una sociedad medieval de carácter marcadamente estamental el tener una posición social adecuada era muchas veces requisito necesario para acceder a ellos.
Los sueldos (quitaciones) que recibían los principales oficiales podían variar de los 60 000 maravedís que cobraba el Justicia mayor, a los 3000 de un Guarda real. Entre ellos encontramos al Mayordomo mayor, el Camarero mayor y el Condestable (40 000 mrs.); el Caballerizo mayor (25 000 mrs.); el Confesor del rey (14 400 mrs.); el Repostero mayor y el Ballestero mayor (12 000 mrs.); el Halconero mayor (10 000 mrs.); el Copero mayor y el Montero mayor ( 8000 mrs.); el Oficial del cuchillo (6000 mrs.); el Repostero de plata (3000)… Por otra parte, el físico recibía un sueldo oficial de 30 000 maravedís, que si hacemos la correspondencia, un maravedí son 10 céntimos de euro, vendría a corresponder a unos 3000 euros de nuestra época.
El buen linaje que se defendía en muchos de estos cargos no se exigía a los capellanes, por ser el ámbito eclesiástico el único donde todos los hombres son iguales sea cual sea su nacimiento; ni a los físicos, por las especificidades técnicas del oficio y tener que ser expertos en su ciencia. Es por ello que encontramos físicos en la corte castellana de raza judía o extranjeros. Estos físicos quedaban relegados en el protocolo por detrás de otros oficiales de la Casa del Rey y puede que sea este el motivo por el que no se encuentra el calificativo de Físico mayor del rey, a diferencia del resto de oficios palatinos que con el tiempo fueron apareciendo.
Las Partidas son un cuerpo normativo redactado en Castilla durante el reinado de Alfonso X en el siglo XIII, con el objetivo de conseguir una cierta uniformidad jurídica del reino, y en ellas encontramos lo poco que sabemos del oficio de físico en la corte castellana. Entre los requisitos que se exigía destaca el ser sabios en su ciencia; tener experiencia en ella para poder prevenir los males; que sean leales y sinceros, porque cualquier falta grave en sus obligaciones se considerará alta traición al estar en contacto directo con el monarca, algo que representaba para el médico estar en continuo riesgo.
Los físicos están obligados a acudir a primera hora a ver al rey y a oírle de viva voz si durmió bien y si dirigió la cena de la noche anterior correctamente, por supuesto, miraban la orina del monarca para descartar posibles enfermedades. Tenían la obligación de asistir a sus comidas, mirar lo que come y advertirle de qué cosas debía abstenerse. En lo que al pan se refiere, el maestresala debía mostrárselo siempre al físico.
Asistiendo al físico había un boticario, responsable de guardar remedios y medicinas, pero a diferencia de nuestros farmacéuticos actuales, también era el confitero y el droguero, confeccionando los confites para la mesa del rey y los perfumes para la reina. Conocemos el nombre de algunos de estos boticarios, como Fernando López de Aguilar que desde 1453 ejerció el cargo en tiempos de Enrique IV cobrando 4000 mrs., y con los Reyes Católicos, el maestre Jayme, con una quitación de 25 000 mrs.
A las órdenes del físico estaba el sangrador, muchas veces un barbero, y la curiosa figura del limpiador de dientes, como si de un higienista actual se tratara. En tiempos de la reina Isabel La Católica desempeñaban estos oficios Gutierre del Lunar, con un sueldo de 20 000 mrs., y maestre Juan, que cobraba 15 000; el cirujano del rey era maestre Rodrigo, nombrado en abril de 1457, con un sueldo de 9 200 mrs., y un maestro de quebraduras del rey, es decir, el traumátologo de nuestros tiempos, que en 1445 era Diego Martínez, cobrando 7.200 mrs.
Los físicos de la monarquía
Como decía antes, tenemos poca documentación sobre este oficio, aunque se presupone que debió de ser fundamental, ya que, qué puede haber más importante que la salud de los reyes. Los primeros monarcas asturleoneses no debieron de tener una asistencia médica de calidad pues en más de una ocasión debieron solicitar consejo a los médicos de la corte califal. Con el paso del tiempo muchos de los físicos que les atendían eran judíos, por formarse en tierra de moros o en cortes orientales, donde el nivel científico era mucho mayor. Estos eran algunos de ellos:
Alfonso VI tenía como médico a Josef Ferrizuel, alias Cidello; Alfonso VIII, a Josef Alfakhar y al físico cristiano Diego del Villar; en la corte de San Fernando a Ruy Ponce; Alfonso X de Castilla, llamado «el Sabio», al canónigo zamorano maestre Pelayo y a Alfonso Martínez; los físicos de Sancho IV, los judíos don Yuçaf, don Cag y don Abraham, estos dos últimos hermanos, y a los cristianos maestre Nicolás, fray Pedro de Pontevedra y fray Albert; Alfonso XI tenía otro físico judío, don Simuel Abenhuacar; el rey don Pedro tubo a maese Pablo de Perosa, un más que turbio personaje proveniente de Italia que preparó en más de una ocasión hierbas venenosas para eliminar a los enemigos del rey.
El Archivo General de Simancas nos proporciona información sobre los físicos de los Reyes Católicos, a los que dediqué ya un artículo en el blog:
Yuçe Aben Sento, judío y Consejero del príncipe don Enrique (futuro Enrique IV y hermano de la futura reina Isabel I de Castilla) cobraba 40 000 mrs desde 1453; Fernando Álvarez de Malla, físico del rey cobrando 30 000 mrs; Isaque Benadeba, físico de los Reyes Católicos, cobraba 50 000 mrs. en 1491.
Así pues, algo sabemos de los médicos de la corte castellana, aunque las crónicas y la documentación sigue siendo escasa. Está claro que aunque era un gran honor trabajar en la Corte, los físicos fueron considerados inferiores en lo que a rango se refiere respecto a otros oficios, sin embargo, su responsabilidad era tal que bien pudieron cambiar el destino de los reinos y de la Historia.
Información basada en La Casa del Rey de Castilla y León en la Edad Media, por Jaime de Salazar y Acha. Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Madrid, 2021.
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