Un científico, un presidente y la «Marcha de los diez centavos»

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Jonas Salk aplicando la vacuna contra la poliomielitis a un niño

La poliomielitis es una enfermedad discapacitante y potencialmente mortal, producida por un virus que se transmite de una persona a otra y que puede infectar la médula espinal causando parálisis. Afecta especialmente a niños menores de 5 años y en la actualidad se encuentra prácticamente erradicada en todo el mundo gracias a la vacuna ideada por el Dr. Jonas E. Salk y sus colegas.

Franklin D. Roosevelt asumió la presidencia de los Estados Unidos en 1933, doce años después de contraer poliomielitis mientras estaba de vacaciones en la isla de Campobello, Nuevo Brunswick, junto a su familia. Entre 1948 y 1955 se produjeron varias epidemias de esta enfermedad en los Estados Unidos y durante este tiempo, muchas personas evitaban los espacios públicos por miedo a contagiarse, incluso algunos padres no permitían que los niños jugaran con amigos nuevos, estando alerta de que no desarrollaran síntomas de la enfermedad. Vamos, había una verdadera alarma y cierta psicosis entre la población.

No tardó en crearse una comisión para la investigación de la parálisis infantil y organizó un exitoso baile benéfico bajo el lema «Baila para que otros puedan caminar», en el que se recaudó más de 700 000 dólares. Cinco años después, la comisión se convirtió en la Fundación Nacional para la Parálisis Infantil (NFIP), que organizó diversas campañas para concienciar a la gente sobre esta enfermedad y la necesidad de recaudar fondos para conseguir un tratamiento eficaz. A través de la conocida como «Marcha de las monedas» (March of the Dimes, llamada así por la moneda de 10 centavos), y difundida por las radios de todo el país, invitaban a la población a enviar su moneda al presidente Roosevelt. De esta forma recaudaron solo el primer año 1 800 000 dólares, financiando así las investigaciones que finalmente dieron con una vacuna eficaz y segura. Uno de esos estudios era el que estaba realizando el investigador médico y virólogo estadounidense Jonas Salk, y el presidente de la NFIP, el abogado y empresario, Basil O´Connor, se puso en contacto con el joven investigador para ayudarle en su objetivo.

Entre la comunidad científica se abrió el debate de aplicar una vacuna con virus vivos o virus muertos, especialmente controvertido además por tener que aplicarla a niños, así, mientras que el virólogo Albert Sabin estaba a favor de usar virus vivos para poder generar anticuerpos que protegieran de por vida, Jonas Salk desarrolló una vacuna a base de virus muertos, proponiéndose probarla en niños en el que sería el mayor experimento médico realizado en la historia hasta entonces, con la presión añadida de la sociedad para encontrar una solución lo más pronto posible a la enfermedad tras sufrir en 1952 en los Estados Unidos el peor brote de poliomielitis de su historia.

Primero probaron la vacuna a niños de un instituto psiquiátrico de Pensilvania -y a su mujer y tres de los hijos de Jonas Salk-, lo que no hizo más que aumentar la controversia. Tras el éxito de las pruebas decidieron reclutar niños voluntarios entre cientos de miles de familias. Sorprendentemente más del 90 % de los consultados autorizaron a que les aplicaran a sus hijos la vacuna, un total de… ¡1.5 millones de niños! Un año después se demostró su seguridad y eficacia, y el 12 de abril de 1955 se anunció que la vacuna obtenida era eficaz en la prevención de la polio paralítica.

Los líderes en el esfuerzo contra la poliomielitis fueron homenajeados en la obertura del Salón de la Fama de la Polio el 2 de enero de 1958. De izquierda a derecha: Thomas M. RiversCharles ArmstrongJohn R. PaulThomas Francis Jr.Albert SabinJoseph L. MelnickIsabel MorganHoward A. HoweDavid BodianJonas SalkEleanor Roosevelt y Basil O’Connor.

A partir de este momento Jonas Salk comenzó a ser un personaje público mediático muy conocido y su popularidad no dejó de aumentar, más aún tras manifestar su negativa de patentar su vacuna por considerar que sería un beneficio para la humanidad y no ganó dinero por su invención.

Esta popularidad no fue del agrado de la comunidad científica que le reprochaba que comunicara sus trabajos antes a la prensa que a los medios académicos, y uno de sus primeros detractores fue Albert Sabin, quien creó en 1957 una vacuna oral con virus vivos atenuados contra la polio y que acabó imponiéndose por la comodidad de administración respecto a la de Jonas Salk, que era en inyectable en varias dosis para lograr una inmunidad permanente.

El Dr. Thomas Magath sentado al lado del primer envío de vacunas contra la poliomielitis en Mayo Clinic en 1955

En la actualidad sufrimos otras epidemias y en el caso de la pandemia por COVID‑19 hemos vuelto a poner a prueba a la comunidad científica para disponer con rapidez de una vacuna eficaz. El esfuerzo de los distintos países y laboratorios han conseguido que así sea, aunque a diferencia de Salk y Sabin, los intereses económicos han hecho acto de presencia.

Para terminar decir que Jonas Salk se divorció de su esposa en 1968 y se casó poco tiempo después con Marie Françoise Gilot, quien mantuvo una tormentosa relación con el pintor Pablo Picasso y madre de Paloma, una de sus hijas.

¡Qué haríamos sin estos grandes y desinteresados científicos del mundo! Les debemos tanto…

6 comentarios

  1. Me ha conmovido el altruismo del Dr. Salk. Debe de ser porque su generoso gesto parece impensable en nuestros días.
    Muy interesante todo, artículo y enlaces. Gracias!
    Saludos cordiales

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