Los Tesoros más valiosos de los Papas de Avignon

Yo mismo haciendo de Clemente VI

Si me preguntárais por el siglo en el que nunca me hubiera gustado vivir, este sería el XIV. La guerra, las enfermedades -especialmente la peste-, el hambre, el traslado del papado de Roma a la ciudad de Avignon…, en fin, lo más parecido al fin del mundo.

El contexto

El «Palacio de los Papas» es uno de los edificios góticos más grandes e importantes del Medievo. Allí se realizaron seis cónclaves y está entrecruzado por dos edificios, el antiguo palacio de Benedicto XII, una verdadera fortaleza, y el nuevo palacio de Clemente VI, el más suntuoso de los papas que allí residieron. Es morada papal desde que Clemente V se trasladara allí bajo la protección (y la ley) de la corona de Francia en 1309, para evitar el enfrentamiento con las familias nobles de los Orsini y los Colonna en Roma. Inicialmente el Papa vivió como invitado en el monasterio dominicano de Avignon, pero fue su sucesor, el Juan XXII quien estableciera un magnífico lugar, reconstruido por Benedicto XII y sus sucesores hasta el año 1364.

Se levantó con dos segmentos distintivos, conocidos por el Palais Vieux (Palacio Antiguo) de Benedicto XII y Palais Neuf (Palacio Nuevo) de Clemente VI. El coste fue escandalósamente elevado y gran parte de los ingresos papales se destinaron a su construcción, decorándolo con todo tipo de lujos, algo que contrastaba con la miseria que se vivía extramuros. El papado dejó Avignon en 1377, para regresar a Roma, en parte gracias a la pacificación que logró el legado papal español el cardenal Gil Álvarez de Albornoz, lo que provocó el conocido como Cisma de Occidente, por el que la Cristiandad se dividió entre los que estaban a favor del Papa de Roma y del Papa de Avignon.

Sala del Tesoro Bajo

El dinero fluía a raudales y su lujo era visto como signos de la decadencia moral de la Iglesia. A modo de ejemplo, el Pontífice gastó 1278 florines en adquirir cuarenta sábanas de la ciudad siria de Damasco tejidas con hilo de oro y compró 1800 pieles de armiño para su uso personal. Pero los mayores tesoros los tenían a buen recaudo dentro del palacio.

Conocida como sala del Tesoro Bajo, era el lugar del recinto papal mejor protegido y solo entraba el Papa, el Camarero y el Tesorero. Se accedía por un pasadizo en zigzag protegido por una puerta reforzada con placas de hierro. Provista de estrechas aperturas y de gruesos muros, albergaba las riquezas materiales de la Iglesia. Las cuatro grandes bóvedas excavadas a lo largo de los muros son auténticas cajas fuertes.

Sala del Tesoro Bajo

Lo más valioso se conservaba en cofres excavados en el suelo y cubiertos con losas removibles que se pueden mover con un polipasto, descubiertos en 1985. En ellos se guardaban sacos de monedas de oro y plata, la orfebrería, las telas preciosas y la vajilla de valor con un peso de 196 kilogramos, las escrituras de propiedad y los archivos de la Iglesia trasladados a Aviñón por Benedicto XII, reunidos en cajas de hierro provistas de una o dos cerraduras, identificadas por letras del alfabeto. Se estima que el tesoro que llegó a albergar, solo en dinero, fue de 25 millones de escudos de oro, dejados al fallecer el papa Juan XXII. Pese a todo, los ladrones la forzaron en dos ocasiones: 1360 y 1374.

La Tesorería Mayor

Ubicada en la planta superior, trabajaba el personal de la Cámara Apostólica, dirigida por el Camarero, el colaborador más cercano al papa, asistido por el Tesorero. En este servicio, encargado de las finanzas, trabajaban clérigos, notarios, mensajeros y escribas. Aquí se encargaban de recaudar las tasas de los centros religiosos de toda la Cristiandad, registrando las entradas y salidas del Tesoro.

Los registros apuntados por esta administración se conservan en el Vaticano y, hoy en día, constituyen la principal fuente de información sobre la corte papal de Aviñón.

Recreación digital de la Tesorería Mayor, en la planta superior

No debemos confundir el período llamado papado de Aviñón (1309-1377), con el Cisma de Occidente (1378-1417), en el cual, como ya expliqué, la Iglesia se encontraba dividida bajo dos obediencias, la de Roma y la del antipapa de Aviñón, pero sin duda alguna este período de la historia de la Iglesia Católica, podría considerarse como el más ignominioso y amoral de la cristiandad.

Información extraída de la página web del Palacio de los Papas, en Avignon.

2 respuestas a “Los Tesoros más valiosos de los Papas de Avignon”

  1. Avatar de libreoyente

    Tristes historias de inhumanidad por más que estén teñidas de oro y estética.

    1. Avatar de franciscojaviertostado

      Hola libreoyente,
      por desgracia estas historias han sido y siguen siendo muy frecuentes. Sin duda, esa época debió de ser horrorosa para vivir y convivir.
      Saludos

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