Los indios del Amazonas cuentan una leyenda…
«(…) una pareja indígena de la tribu Maués, después de vivir muchos años juntos sin ser bendecidos con un hijo, suplicaron un día al dios Tupã que les concediera uno para que su felicidad fuera completa. Tupã era el rey de los dioses y sabía que eran una pareja de buen corazón concediéndoles un niño maravilloso cumpliendo así su sueño. Con el paso de los años ese niño se convirtió en un adolescente guapo, generoso y bueno. Pero Jurupari, el dios de la oscuridad, lleno de envidia por su felicidad quiso terminar con él.
En una ocasión el niño salió a buscar frutas en el bosque y Jurupari pensó que llegó la hora de su venganza. Transformándose en una cobra mordió al niño que murió al instante. Pasado un tiempo, una noche se desató una tormenta cuyos relámpagos la convertían en día, mientras, la madre del niño lloraba inconsolablemente en su casa. Fue entonces cuando comprendió que la tormenta era un mensaje de Tupã que le señalaba que enterrara los ojos de su hijo para que de la tierra germinara una nueva planta que daría una fruta muy rica y energética. Los indios le ayudaron a enterrar los ojos del niño, creciendo poco después el Guaraná, cuyas blancas semillas no son más que las pupilas de sus ojos».
El guaraná es consumido por los pueblos del Amazonas desde hace siglos, que lo cultivan desde la época precolombina, concentrándose sobre todo en el sur del Amazonas, en el municipio de Maués. Adquirió importancia en las culturas Tupi y Guaraní brasileña, de donde proviene la palabra Tupi-Guarani (wara’ná) que significa precisamente «fruta como los ojos de las personas».
La primera referencia que encontramos de ella data del año 1669 y corresponde a la descripción que hizo el misionero João Felipe Betendorf. Durante su estancia en el Amazonas comprobó que los nativos daban tanta importancia al guaraná como los europeos a su deseado oro, y el motivo no era otro que su ingesta les permitía cazar durante todo el día sin sentir hambre ni fatiga. Esto que nos puede parecer algo banal ahora, pero en aquellos tiempos y en esa selva era fundamental para la supervivencia del poblado. El padre Betendorf comprobó que también la utilizaban como remedio para las jaquecas, como antitérmico y también diurético, siendo administrado a esclavos y porteadores para ayudarles a soportar sus infatigables jornadas de trabajo. En 1819, el naturista Carl Van Martius, pudo comprobar in situ el comercio de guaraná hacia zonas tan alejadas como Bolivia y Mato Grosso, y poco después llegaría a Europa donde comenzó su consumo.
El guaraná (Paullinia Cupana) es una planta trepadora que puede alcanzar los diez metros de altura y que florece de julio a septiembre. La cáscara de los frutos es de color rojo y anaranjada que al madurar se abre dejando ver unas semillas de color marrón oscuro envueltas en una película blanca. El fruto se tuesta y se le quita la cáscara utilizando la semilla que es la parte nutritiva de la planta.
Actualmente se han hecho muchos estudios sobre sus propiedades pero no es un medicamento y aunque es 100 % natural existen ciertas limitaciones en su consumo. Contiene moléculas activas de ácido salicílico (el principio activo de la aspirina), vitaminas (B1, B6), aminoácidos… y un 7% más de cafeína que ninguna otra planta del mundo. Todo esto explica sus propiedades estimulantes, analgésicas, antioxidantes y… afrodisíacas.
Aunque sus efectos colaterales son raros su consumo en grandes cantidades podría aumentar los niveles de azúcar en sangre así como la presión arterial. Así pues, los diabéticos y los hipertensos deberían tenerlo presente. Otros efectos secundarios derivados por su elevado consumo podrían ser las diarreas (ocasionando intestino irritable), insomnio, ansiedad y una pérdida de calcio que podría influir en la aparición de una osteoporosis con el tiempo, y su uso como suplemento herbario debería ser consultado antes a un profesional médico.
El Dr. Luiz Pereira Barreto procesó en 1905 el jarabe de la fruta en Brasil, y un año después fue producido por la fábrica de gaseosas F. Diefenthaller, en Santa María (Río Grande del Sur), lanzándose al mercado en 1921 el Guaraná Champagne Antarctica. A partir de aquí pasaría a convertirse en un ingrediente habitual en los refrescos de Brasil superando su consumo incluso a otras bebidas más conocidas del resto del mundo.
Como habéis comprobado el guaraná tiene también su historia pero permitidme un consejo antes de terminar, disfrutad de su consumo pero sin abusar de él porque aunque poco frecuentes también tiene sus efectos nocivos.
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