Y yo, ¿estoy o no, muerto? Los orígenes de la medicina legal

Imagen RTVE

El 15 de marzo del año 44 a. C., Julio César falleció de manera violenta en el Senado debido a una conspiración en su contra. Tras realizar una inspección al cadáver, su médico personal, Antistio, determinó que de las 23 heridas causadas por un pugio (un tipo de daga), solo la que perforó su pecho fue letal. Además, Antistio sospechó que el arma estaba envenenada, aunque no pudo confirmarlo. Este análisis tuvo lugar en el mismo escenario del fatídico crimen, el foro de Roma, lo que llevó al término forense para referirse al lugar donde se practicaba esta forma de medicina. Sin embargo, los orígenes de la medicina legal se remontan varios siglos atrás.

Antes de enterrarme comprobar que estoy muerto

Seguro que muchos habéis oído hablar de la expresión «salvado por la campana» y es que desde que Jean Jacques Bruhier recogiera a mediados del siglo XVIII 189 supuestos casos de enterramientos en vida al descubrir arañazos en el ataúd de algunas tumbas, realizadas por personas dadas por muertas y enterradas, se extendió el miedo a ser enterrado vivo. Para evitar esta «desagradable» situación se crearon en Italia y Alemania hacia 1793 las cámaras mortuorias de espera y se ideó un sencillo mecanismo que consistía en atar un hilo de la mano del difunto conectado a una campanilla situada en el exterior, así, el supuesto fallecido podía contactar con el mundo de los vivos antes de que le enterraran.

Esto que hoy puede parecernos sorprendente no fue algo inusual en aquellos tiempos, considerando la falta de recursos tecnológicos que disponemos en la actualidad. Desde la primera descripción de los signos de la muerte de una persona, realizada por Hipócrates en el siglo IV a. C., que consistía en los cambios observados en el rostro en el período inmediato posterior a la muerte (facies hipocorística), y la evaluación del pulso o la ausencia de respiración por parte de los observadores más atentos, poco más tenían para confirmar la defunción.

Los inicios de la medicina legal

En Babilonia, hacia el año 1750 a.C., se redactó el famoso Código de Hammurabi, que alberga las leyes y datos más antiguos del derecho médico. Este antiguo cuerpo legal está inscrito en una estela de diorita de más de dos metros de altura, la cual actualmente se exhibe en el Museo del Louvre. Este monumento es una ventana a la medicina en la antigua Babilonia y al concepto de la ley del talión en esa cultura.

(…) si un médico ha tratado a un hombre libre de una herida grave y lo ha hecho morir, se le deben cortar sus manos.

Código de Hammurabi (artículo 218)

En el antiguo Egipto, los médicos recibían su remuneración por parte del Estado y también eran castigados severamente por los errores cometidos en sus diagnósticos o tratamientos. Indudablemente, ejercer la medicina constituía una profesión sumamente arriesgada.

Los médicos de la antigua Grecia comparecían como testigos en los tribunales para declarar acerca de las heridas o las causas de muerte. En la medicina romana, se encuentran leyes que abordan diversos aspectos, como la reparación de lesiones, la muerte de recién nacidos, el límite de tiempo para considerar un embarazo legítimo y la responsabilidad del enfermo mental. Estas leyes se encuentran recogidas en las «Doce Tablas». Asimismo, la «Lex Cornelia de Iniuriis» establece la diferenciación entre lesiones y otros tipos de injurias. Posteriormente, en el siglo VI, el «Código de Justiniano» introdujo penas para la mala práctica profesional.

En un período posterior, en «Los Capitulares» de Carlomagno, se aconseja a los jueces que confíen en la opinión médica para ayudarles a alcanzar un veredicto en los procesos judiciales. Además, en el siglo XIII, en «Los Decretales» del Papa Inocencio III, se menciona la costumbre de visitar a los heridos por orden judicial (testimonio pericial).

En la medicina china, encontramos una base médico-legal significativa en el tratado publicado en 1247 por Song Ts’eu «La Recopilación sobre las Reparaciones de las Injusticias». En este tratado, las lesiones son clasificadas según el instrumento que las causaba, y su gravedad se establecía de acuerdo a la región corporal afectada.

A principios del siglo XIV, las autoridades autorizaron la disección de cadáveres humanos y la expansión de la enseñanza de anatomía en las universidades. Durante la Edad Moderna y el Renacimiento, los textos sobre la anatomía de Vesalio impulsaron el desarrollo de la medicina legal de manera significativa, lo que también favoreció la difusión de la imprenta.

En 1521, se realizó una autopsia médico-legal para determinar si la muerte del Papa León X se debió a envenenamiento. Doce años después, el Emperador Carlos I de España y V de Alemania promulgó la Constitutio Criminalis Carolina en Ratisbona, la cual describía detalladamente investigaciones médico-legales y su aplicación en casos de lesiones, homicidios, abortos, infanticidios y envenenamientos.

Ambroise Paré

Este «médico de toga corta», del siglo XVI, realizó contribuciones significativas a la medicina. Sus avances incluyen el tratamiento de heridas, la ligadura de arterias con puntos de sutura en muñones de amputaciones, el uso de tubos para drenar abscesos, así como el empleo de bragueros para tratar hernias y de prótesis para miembros amputados. Sus escritos sobre informes y medios de embalsamar cadáveres marcaron el inicio de la medicina legal como ciencia. Como resultado, se le considera el padre de la medicina legal. En su obra, aborda los signos para determinar si un cuerpo fue arrojado vivo o muerto al agua, estudia las asfixias por óxido de carbono y analiza la toxicología.

En el siglo XVII, en Francia, se estableció un servicio con funcionarios especiales encargados de realizar visitas y emitir dictámenes legales en todo el reino. Un siglo más tarde, las obras alemanas sobre trabajos médico-legales cobraron gran importancia y comenzaron a crearse cátedras. La primera cátedra oficial fue establecida en Nápoles en 1789, y en España, la primera cátedra fue dirigida por el profesor Pedro Mata en Madrid en 1843.

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En el siglo XIX, el avance de las ciencias forenses se vio impulsado por numerosos avances que se produjeron, y este progreso ha continuado hasta nuestros días.

Para saber más

Revista Española de Medicina Legal

Información basada en el artículo Historia de la medicina legal, de José Miguel Suescún y cols. Publicado en Méd.UIS. 2009;22(1):79-85

9 respuestas a “Y yo, ¿estoy o no, muerto? Los orígenes de la medicina legal”

  1. Avatar de etarrago - etfreixes

    Fascinante, FJT, siempre me quedo con ganas de más.
    Gracias.
    Feliz noche.

    1. Avatar de franciscojaviertostado

      Hola Enrique,
      como siempre un placer.
      Abrazos

  2. Avatar de libreoyente

    Cuanto se aprende con tu blog!

    1. Avatar de franciscojaviertostado

      Hola Alfonso,
      que conste que soy yo el primero que aprende al preparar estos trocitos de Historia.
      Saludos

  3. Avatar de Poupée Di Nubila

    Revisando actas muy antiguas, donde me encontré con la particularidad de que el funcionario hablaba al muerto y si no contestaba certificaba como actuante de que no obtuvo respuesta y por lo tanto se lo daba por muerto.

    1. Avatar de franciscojaviertostado

      Hola Poupée,
      no quiero ni imaginarme la angustia de una persona viva que la dan por muerta, algo que ocurre con un trastorno nervioso conocido como catalepsia en el que la persona no responde a estímulos físicos, presenta rigidez muscular y sus funciones corporales se desaceleran. Estas personas respiran y tienen pulso, pero son muy débiles y podrían pasar inadvertidas. ¡Qué horror!
      Saludos

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