No son muchas las referencias que se tienen de San Pedro tras la muerte de Jesús aunque durante quince años fue cabeza visible de esa diminuta comunidad de primeros creyentes cristianos de Palestina dirigiendo las oraciones y respondiendo de las acusaciones de herejía de los rabinos ortodoxos.
El rey Herodes Agripa I mandó encarcelarle en el año 44, escapando y abandonando Jerusalén para iniciar su predicación por Siria, Asia menor y Grecia. Son quizás sus últimos años los que se reconstruyen con relatos muy posteriores pero que le sitúan en Roma, donde ejercería un largo apostolado.
En Hechos de los Apóstoles (11:25-27) y en la epístola a los Gálatas se hace referencia a su paso por Antioquía encontrándose con Pablo, y según los escritos de Orígenes y Eusebio de Cesarea, funda allí un Patriarcado (Historia Eclesiástica III, 36). El propio Eusebio dice:
«Pedro, aquel jefe, después de haber fundado la iglesia de Antioquía, fue a Roma a predicar el Evangelio, y él también, después de [presidir] la iglesia en Antioquía, presidió la de Roma hasta su muerte.»(Crónicas, 44 d.C. Patrología Graeca, Volúmen 19:539).
Y es en Antioquía donde encontramos una gruta que es visitada por miles de peregrinos cada año, la Gruta de San Pedro, donde según la tradición se reunieron esos primeros cristianos con el Apóstol. Situada en una cavidad natural del monte Stauris, hace poco tiempo fue restaurada por el riesgo que tenía de desprendimientos. No contiene oro en su interior, ni tampoco grandes obras pictóricas ni esculturas, pero su interés histórico la hace única.
El gobierno turco la administra como museo aunque en fechas señaladas, como en Pascua y en Navidad, cristianos católicos y ortodoxos celebran allí sus festividades, así como también numerosos son los enfermos que acuden a ella para sanar, devoción que se inicia a finales del siglo IV con el emperador Teodosio el Grande.
Con unas dimensiones de 13 metros de profundidad y 7 metros de altura, en su interior se encuentran numerosos símbolos cristianos, testimonio de esas primeras comunidades. Las partes más antiguas que se conservan, el suelo de mosaico y los restos de frescos del lado derecho al altar, datan del siglo IV. Se puede ver un túnel que podría haber servido de escapatoria en caso de necesitarlo y mediante unas conducciones se traía el agua de manantiales cercanos para poder celebrar el bautismo.
Tras la conquista de Antioquía en tiempos de la Primera Cruzada (1098) se transforma en Capilla ampliándola y construyendo también una fachada. Y siglos después se restaura por orden del papa Pío IX.
Un rincón venerado por muchos al presidir allí San Pedro la Eucaristía. Considerada como uno de los primeros lugares de culto es por tanto merecedora de ser “la primera catedral del mundo”.
Para saber más:
Los orígenes del Cristianismo en Antioquía
Los tres primeros siglos del Patriarcado de Antioquía
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