Cerca de seis millones de personas reciben un implante intraocular cada año para restaurar su visión. Este hecho ejemplifica el notable avance experimentado por la oftalmología a lo largo del último siglo. Sin embargo, ¿cuál es la conexión entre estas lentes intraoculares y las cabinas de los cazas de la Segunda Guerra Mundial? Esta relación merece ser explicada, ya que, en numerosas ocasiones, el progreso científico ha sido impulsado por la casualidad o la simple observación. Siendo así, descubramos la conexión, puesto que existe y ha resultado determinante en múltiples ocasiones.
No está claro quién inventó los anteojos, pero sí sabemos quién realizó la primera operación extracapsular de cataratas: el cirujano francés Jacques Daviel, en el siglo XVIII. Desde entonces, la cirugía oftalmológica ha logrado hacer realidad el sueño de devolver la visión a aquellos que no pueden ver en algunos casos, y en ello tiene mucho que ver el oftalmólogo británico Nicholas Harold Lloyd Ridley.
La observación
En 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, específicamente durante la Batalla de Inglaterra, la superioridad aérea alemana desafiaba a la Real Fuerza Aérea Británica (RAF). El Dr. Ridley, en su labor como médico militar, atendía diariamente las frecuentes lesiones oculares sufridas por los pilotos, causadas por la metralla y fragmentos de diversos materiales incrustados en sus ojos durante el combate. En una ocasión, mientras brindaba asistía a un piloto derribado en un conflicto pasado, este experimentó que su cabina quedara destrozada por el fuego enemigo, lo que resultó en la incrustación de astillas de plástico en ambos ojos. Durante este incidente, se observó que el material de «plexiglás» (polimetilmetacrilato) no generó ninguna reacción adversa en su organismo, comportándose como un material inerte dentro del globo ocular.
A comienzos del siglo XX, se llevaban a cabo extracciones de cristalinos opacificados por cataratas, sin embargo, esta intervención conllevaba a que los individuos dependieran de lentes gruesos y pesados para compensar las dioptrías ocasionadas por la ausencia del cristalino natural.
No será sino hasta el fin de la guerra que un asistente del Dr. Ridley le recordaría ese suceso al decirle: «Es lamentable no poder reemplazar el cristalino por otro…». A fines de la década de 1940, diseñaría una lente con el mismo material de esas cabinas, llevando a cabo el 29 de noviembre de 1949 el primer implante de una lente intraocular. Este primer intento resultó fallido, siendo necesario extraer la lente poco tiempo después; sin embargo, tres meses más tarde fue implantada con éxito en otro paciente.
En un lapso de diez años, se realizaría la implantación de un total de 1000 dispositivos en voluntarios, logrando un índice de éxito superior al 70 %. El respaldo y reconocimiento por parte de la comunidad científica surgiría a partir de 1960. En 2001, el Dr. Ridley fallecería a la edad de 94 años, después de recibir numerosos honores por su contribución. Aunque nunca patentaría su invento, este representaría un hito en la historia de la cirugía intraocular y la oftalmología.
Un video
Implante intraocular realizado por el propio Dr. Ridley en 1951
Para saber más
La cirugía de la catarata y sus protagonistas (IMO)
Links imágenes
Ricard Aparicio; blog del drbelda.es
Información basada en Sir Harold Ridley, artículo de DAVID J. APPLE, MD
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