
Hubo un tiempo en que la elección de los papas se hacía por designación directa, los cónclaves para la elección democrática por parte de los cardenales de la Iglesia se crearon más tarde, en 1274, y hubo un tiempo en que dos mujeres consiguieron hacerse con tanto poder que casi convierten el papado en una monarquía hereditaria, me refiero a Teodora y Marozi, madre e hija, las mujeres más influyentes de una época, que ponían y deponían a los papas de Roma asesinándolos si fuera necesario.
Los tiempos a los que hago referencia son los comprendidos entre los años 904 y 935, conocidos como pornocracia o «gobierno de las prostitutas» desde que el cardenal Caesar Baronius acuñara el término en el siglo XVI en sus «Annales Ecclesiastici». Estos son los seis papas involucrados (por orden cronológico): Sergio III, Anastasio III, Landón, Juan X, León VI, Esteban VII y Juan XI.
No quisiera entrar en el detalle de todo lo que sucedió, puedo aseguraros que deja en nada al guión más enrevesado de cualquier serie televisiva, pero lo que sí haré será acercaros la figura de Marozia de Spoleto.
Marozia «La Papisa»
Amante del papa Sergio III, madre de Juan XI, abuela política de Juan XII, hermanastra de Teodora la Joven, que a su vez era hijastra de Juan X… ¡buf, lo dejo aquí! Nació en el año 892, hija del senador romano Teofilacto I y de Teodora de Constanza, sus armas: su belleza y su inteligencia.
Su padre tenía el cargo de vestararrius, y era uno de los más altos funcionarios de la curia romana, estando al frente de las milicias con el título de dux et magister militum. Su poder era tan grande que hacía sombra al propio papa y entre sus posesiones se contaba el Castillo Sant’Angelo.
Cuando Marozia se casó con Alberico I el Mayor, marqués de Camerino y duque de Spoleto, con diecisiete años, ya estaba embarazada del papa Sergio III tras dos años de amorío, un niño que acabaría siendo también papa, Juan XI. Por otra parte, el papa Juan X fue amante de su madre, Teodora, quien le nombró papa solo para satisfacer sus deseos carnales, teniéndolo cerca de ella, en Roma.
Tras la muerte de Teodora, su hija Marozia se enfrentaría al papa Juan X y ordenó asesinarlo tras arrestarle. A partir de entonces, su poder no parecía tener fin. Nombró y depuso papas a su interés y voluntad, y tras la muerte de su segundo marido, Guido de Toscana, en el año 929, decide casarse con su hermanastro, Hugo de Arlés, rey de Italia. Para cualquier otro este sería un enlace imposible, el rey ya estaba casado, pero para Marozia esto no representaba ningún problema, ya que el papa en ese momento era su hijo Juan XI. Los acontecimientos a partir de entonces se complican mucho más -como decía antes, no voy a entrar en muchos más detalles- pero Marozia acabaría en la cárcel, y sería trasladada a un convento en el año 954, poco después moría a los 63 años.
Algunos autores prolongan el período de la pornocracia hasta el año 964, con los papados de León VII, Esteban VIII, Marino II, Agapito II y Juan XII, influidos por Alberico II, hijo de Marozia.
Marozia de Spoleto sería conocida como «La Papisa», no confundirla con la mujer que, según el mito, fue elegida papa en el siglo IX tras hacerse pasar por hombre. El sacerdote y poeta italiano contemporáneo, Eugenio Vulgarius, la consideró como «la matrona santa y amadísima de Dios» Pero, ¿tú qué opinas?
Información basada en el artículo «Cuando las prostitutas gobernaban la Iglesia» de Historias de la Historia de Javier Sanz
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