Frane Selak, el hombre con más (mala) suerte del mundo

Los hay que nacen con estrella y los hay que nacen estrellados. Este es el caso de Frane Selak, considerado por muchos como el hombre con más suerte del mundo, aunque si lo miramos desde otro punto de vista, bien podría ser también el hombre con más mala suerte.

Os presenté hace tiempo a una mujer extraordinaria, Violet Jessop, icono de supervivencia al sobrevivir a tres naufragios, entre ellos en el famosoTitanic, sin embargo, en el caso del profesor de música croata Frane Selak, nacido en nacido el 14 de junio de 1929, los adjetivos se quedan cortos. Salió airoso de siete accidentes mortales: con un avión, con un tren, con tres coches y con dos autobuses.

Todo comenzó con 33 años cumplidos. En 1962, mientras viajaba en ferrocarril dirección a Dubrovnik, un fallo le hizo descarrilar y cayó al río, falleciendo 17 personas del impacto o ahogados. A nuestro héroe le rescataron del vagón donde se encontraba con un brazo roto y signos de hipotermia, nada más.

Dicen que es diez veces más probable ser golpeado por un cometa que morir en un accidente aéreo, y que la tasa de supervivencia en el caso de viajar en un asiento trasero es mayor (69 %) que en la parte delantera (56 %), así pues, ¿quién quiere viajar en primera clase? En el caso de nuestro protagonista, un año después de sobrevivir al accidente del tren cogió por primera y última vez un avión. Resultó que el motor dejó de funcionar en pleno vuelo y tras abrirse la puerta que se encontraba a su lado hizo que saliera aspirado al exterior, cayendo a un pajar de una granja. El aparato colisionó muriendo 19 pasajeros. Frane Selak sobrevivió con algún leve rasguño, nada más.

La tercera ocasión que jugó con la muerte fue en 1966. En un trayecto en autobús el vehículo se deslizó en el hielo de la carretera justo cuando atravesaba un puente y cayó al río. Cuatro pasajeros se ahogaron y nuevamente Frane Selak salió ileso al nadar por sus propios medios hasta la orilla con alguna contusión en el cuerpo, nada más.

Imagino que sus malas experiencias con el avión y el tren le empujaran a coger su propio vehículo, pero tampoco le salió bien el cambio. En 1970, su coche se incendió en medio de la calle, escapando treinta segundos antes de que explotara por la fuga del combustible. Es probable que cualquier otro decidiera no coger ningún vehículo después de estas malas experiencias, pero tres años después, debido a que el motor de su coche se manchó con aceite caliente producto de una bomba que funcionaba mal, originó que las llamas se propagaran por el conducto de ventilación atravesando el airbag. Resultado: se chamuscó el pelo, nada más.

Imagino que la vida le dio un respiro y no será hasta 1995 que volvió a sortear la muerte, en este caso tras ser atropellado por un bus en Zagreb, y, un año después, mientras circulaba con su nuevo coche (no entiendo cómo pudo encontrar una aseguradora que le cubriera) en la curva de una montaña, una colisión en trompa hizo que un camión de las Naciones Unidas se dirigiera contra él en dirección contraria. Al esquivar el choque, la fuerza cinética abrió la puerta del conductor y salió despedido, precipitándose por un barranco de noventa metros de altura. Para su suerte, pudo agarrarse a un árbol y evitó la caída. Salvo el descomunal susto, nada más. Por cierto, iba sin el cinturón de seguridad, pero con esto no quiero incitar a nadie a subirse a un coche sin él puesto..

Los accidentes terminan aquí, pero no su «buena» suerte. En el año 2003, con 74 años de edad ganó el premio gordo de la lotería, casi un millón de dólares. Después se casó por quinta vez (es probable que en sus matrimonios no tuviera tanta suerte) y decidió vender en 2010 la casa de lujo que compró con el premio obtenido. Dio todo el dinero a sus amigos y familiares, volviendo a su antigua y humilde casa, en el sur de Zagreb.

Que sepa yo, Frane Selak sigue vivo con 91 años. Cualquier otro hubiera optado por desplazarse el resto de su vida en bici o simplemente caminando, aunque con estos antecedentes nada hace pensar que se librara de ser también atropellado. Puede que naciera con estrella o con la constelación entera para él solito, y llegados a este punto solo me queda preguntar una cosa, ¿pensáis que es el hombre con más buena o con más mala suerte del mundo? 😉

8 respuestas a “Frane Selak, el hombre con más (mala) suerte del mundo”

  1. Avatar de enestadoliquido

    Voto buena suerte porque estando en situaciones críticas sale ileso. ¡ Ah! Las aseguradoras se lo deberían disputar.

    1. Avatar de franciscojaviertostado

      Hola enestadoliquido,
      con sus antecedentes de infortunios creo que ninguna aseguradora quisiera cubrirle sus riesgos ¡Ja, ja, ja!
      Un saludo

  2. Avatar de Jose A. Guijarro

    Me decanto por la buena suerte. Aunque en realidad creo que no existe la suerte, ya que todo aquello que nos sucede es resultado de la causalidad, es decir, de las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra existencia. Estas decisiones son causas que tienen sus efectos y estos, dependiendo de nuestro acierto cuando elegimos una entre muchas posibilidades, pueden ser positivos. De manera que este señor ha tomado decisiones correctas, al menos en relación a los accidentes que ha tenido.

    1. Avatar de franciscojaviertostado

      Hola Jose A.,
      pues coincido contigo, aunque puede que no sea tanto por la casualidad. La suerte depende de cómo pensamos y cómo actuamos. Ya sea por nuestro instinto e intuición, esa decisión puede ser buena o mala.
      Saludos

      1. Avatar de Jose A. Guijarro

        Cierto, Francisco Javier, de hecho hablaba sobre causalidad y no casualidad. Nuestras decisiones no vienen determinadas por el azar, sino por nuestra forma de actuar y pensar, como bien señalas. Saludos.

      2. Avatar de franciscojaviertostado

        Entonces coincidimos plenamente 😉
        Saludos

  3. Avatar de Javier
    Javier

    El no sé. Pero yo si lo veo en un bus, tren o lo quevsea, me bajo

    1. Avatar de franciscojaviertostado

      Hola Javier,
      ¡ja, ja, ja! Ciertamente. Lo que es seguro es que la pobre gente que le acompañaba mucha suerte no tenían, más bien lo contrario. Yo tampoco subiría a ningún coche con él dentro.
      Saludos

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