Impuestos abusivos, impuestos raros, impuestos indecentes y en ocasiones… impuestos justos. Siempre han existido y en contra de lo que algunos pudiéramos pensar también en el siglo XXI podemos encontrar algunos muy curiosos. En Dinamarca e Irlanda tienen previsto poner uno a las flatulencias de las vacas ya que el 18 % de los gases del efecto invernadero provienen del ganado doméstico. Y en Japón, están valorando la propuesta del economista Takuro Morinaga al sugerir que los hombres más guapos y solteros paguen el doble de impuestos que los que no lo son tanto, pues se sabe que los «agraciados» tienen menos hijos.
Esta frase de Oliver Holmes, Jr. U.S. de la Corte Suprema de Justicia, es totalmente cierta aunque habría que matizar, qué entendemos por una sociedad civilizada. A lo largo de la historia y según las diferentes civilizaciones, encontramos una definición muy distinta de lo que entendían por «sociedad civilizada».
Aunque el origen de los impuestos lo podemos situar en las ofrendas con animales y los sacrificios humanos a los dioses del Paleolítico, una de las primeras referencias escritas es de hace 5 000 años:
«Se puede amar a un príncipe, se puede amar a un rey, pero ante un recaudador de impuestos, hay que temblar».
En el antiguo Egipto, una de las formas de cotizar era por medio del trabajo físico y así construyeron la pirámide de Keops en el 2500 a. C. En esa época, además había que arrodillarse ante los cobradores de impuestos del faraón dándoles las gracias.
En China, Confucio fue inspector de hacienda en el 532 a. C. y en el México precolombino, se entregaba cada año a los aztecas bolas de caucho, águilas, serpientes y mancebos tras arrancarles el corazón como parte de sus ceremonias religiosas.
Los incas en Perú, utilizaban cueras anudadas por colores (dependiendo del impuesto) llamadas «quipos», que se anudaban según su cuantía. Incluso disponían de asesores fiscales llamados «quipos-camayos». Tras la llegada de los españoles la forma de pagar cambió, pero se establecieron impuestos como el «quinto real» o el de «altamirantazgo» para llenar las arcas de España.
En el próximo post, seguiremos aprendiendo cosas curiosas de esta temida palabra conocida como «impuesto».
Para saber más:
Efecto contaminante de las flatulencias de las vacas
Impuesto flatulencias de las vacas
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