
Las catacumbas de Priscila de Roma no son quizá las más visitadas pero probablemente sean las más importantes del subsuelo de la Ciudad Eterna. Situadas en el norte de la ciudad, en la via Salaria, a finales del siglo XIX los arqueólogos comenzaron a excavarlas encontrando que los mosaicos que contenían habían sido arrancados y los valiosos sarcófagos, desaparecidos o hechos añicos, sin embargo, por su tamaño, el número de mártires allí enterrados y los frescos de la capilla Griega (Capella Greca) que se encuentra en su interior, hacen de ella la más interesante.
El motivo de sepultar a los muertos fuera de las murallas de la ciudad lo encontramos en la sociedad grecorromana, básicamente por cuestiones rituales y también sanitarias. Los cristianos harían suya esta práctica construyendo túneles a lo largo de las vías que conducían a la ciudad, gracias también al hecho de que la piedra del subsuelo era fácil de excavar.
Lejos de la idea que nos han transmitido las novelas y el cine, las catacumbas no eran lugares de refugio de las persecuciones que sufrieron los primeros cristianos, sino que eran cementerios comunitarios donde incluso los más pobres podían ser sepultados. Comenzaron a utilizarse para tal fin a finales del siglo II, siendo el emperador Constantino, en el siglo IV, quien las monumentalizará, pero con el traslado dos siglos después de las reliquias de los santos que allí se guardaban a las iglesias del interior de las murallas de Roma, terminaron por abandonarse.
El lugar donde se encuentran las catacumbas de Priscila perteneció a la familia de los Acilios durante más de 250 años, siendo el cónsul y senador Acilio Glabrión desterrado de Roma y condenado a muerte por Domiciano por convertirse al cristianismo. En su interior se encuentra: el hipogeo de la familia; la capilla Griega, calificada como Capilla Sixtina del arte paleocristiano; sepulcros, frescos del siglo II y otros cubículos con espléndidas pinturas. Es en la capilla donde encontramos unas pinturas que han generado -y siguen haciéndolo- un encendido debate entre los expertos.

En la imagen de arriba se puede ver la que para muchos es la imagen más antigua de la Virgen con el Niño, fragmento de una escena en la que están los tres Magos adorando a Jesús. Las imágenes más antiguas de la Virgen María son del siglo V, tras el reconocimiento oficial de María como madre de Cristo (Concilio de Éfeso, 431), así que, esta sería la más antigua encontrada hasta la fecha.

En el fresco de la eucaristía, el más controvertido de todos, se muestra siete personas sentadas a la mesa, una de ellas con un velo y otra extendiendo los brazos para partir el pan, además de un cáliz, un plato con dos peces y otro con cinco panes. Algunos reconocen en sus rasgos y vestidos a mujeres, muestra de que estas jugaron en la Iglesia primitiva un papel mucho más relevante de lo que se pensaba. La profesora de historia del arte cristiano en la Universidad de Vanderbilt, Robin Jensen, señala que actualmente nadie puede cuestionar que hubo mujeres diaconisas, al menos hasta el siglo IV, y, por tanto, este fresco ilustra que esas mujeres oficiaban una eucaristía.
Polémicas aparte, descender al interior de estas catacumbas es envolverse en la Historia con mayúsculas, un viaje en el tiempo, una visita obligada en Roma.
Para saber más:
Catacumbas de Priscilla (web oficial)
Links fotos:
Florencia Denis (Arte Paleocristiano-Pinterest); KAI40
Información basada en bbc.com; Los cementerios subterráneos, catacumbas de Roma, artículo de la prof. de Historia Antigua Mar Marcos (N. Geographic Historia, núm. 146)
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