Todos recordaréis a Bob Marley y cómo no, sus características rastas -que convertiría en una moda por todo el mundo-, así como de su afición a la marihuana. Será en 1975 que escribiría «Natty Dread» una canción que haría popular el término rastafari, y antes de proseguir con el tema debería señalar que las personas que llevan rastas son rastafaris, pero sería injusto asociar este peinado con dicha cultura, ya que muchas otras lo han usado a lo largo de los tiempos, de hecho, es uno de los peinados más antiguos que se conocen.

El término rasta se identifica con el de «dreadlock» que describiría ese cabello tejido y enredado en forma de tubo, y se origina en los guerrilleros etíopes que juraron no cortarse el pelo hasta que el emperador Haille Selassie -quien se consideraba una reencarnación de Jesucristo- volviera de su exilio para encabezar la resistencia a la colonización italiana. El pelo de estos hombres acabaría por enredarse dando un aspecto que causaba pánico y temor (dread) a sus oponentes, traduciéndose como «nudos de miedo», asociándose en Jamaica a mediados del siglo XX con una secta surgida entre los jóvenes negros marginados.
Como decía al principio encontramos el origen de las rastas mucho antes de que apareciera Bob Marley. Los primeros testimonios escritos se encuentran en las escrituras Veda en la India (1800 a. C.) asociándose la energía del cuerpo al pelo. ¿Quién no recuerda que Sansón perdió su fuerza y vigor tras cortar Dalila sus siete mechones de pelo enredados? Las razones para llevarlas podían ser además de culturales, religiosas. Los rastafaris ven en sus rastas un pacto y una dedicación a Dios tal como se indica en el Levítico 21:5
«No harán calva en su cabeza, ni raerán la punta de su barba, ni en su carne harán rasguños».
Griegos, grupos de ascetas, vikingos, dioses como Shiva, los varones masai del norte de Tanzania y el sur de Kenia, los maoríes de Nueva Zelanda, faquires de la India, Pakistán y Nepal, sacerdotes Aztecas precolombinos e incluso se especula que en el antiguo Egipto se llevaran. Todas ellas en distintas localizaciones del mundo, en distintas épocas y en distintas culturas.

Y su asociación con el consumo de marihuana la encontramos al ser esta la planta sagrada de los rastafari, utilizada para elevar sus pensamientos y entrar en «común unión» con Dios, pero cuidado, no por todos ellos.
Contrariamente a lo que muchos piensan las rastas crecen de forma natural y no se hacen con productos químicos, mucho menos con… ¡pegamento! Para proteger el peinado nada como usar esas boinas conocidas como «tam», y aunque es un error pensar que quien lleva ese peinado no se baña, si me permitís un consejo os diré que para mantener unas buenas y limpias rastas, nada como el jabón de coco, y nunca, nunca, usar un acondicionador.
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