Entre picas y pagofagias. Por cierto, ¿de qué estamos hablando?

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Quien sufre de pagofagia presenta un irrefrenable impulso de ingerir hielo o bebidas heladas a todas horas. En realidad es un síntoma, no una enfermedad en sí misma, que puede deberse a diversas causas como por el síndrome de pica, por alteraciones neurológicas, por deficiencias mentales o, sencillamente, porque hacerlo produce placer al que lo practica. Hablaré de estas curiosas actitudes y, cómo no, descubriremos quién es el primer personaje histórico documentado y conocido de la historia que la padeció.

Pica, un síntoma olvidado

El término pica proviene del latín pica que significa urraca, ave conocida por su apetito voraz y por tratar de comer un amplio rango de sustancias. En realidad es una enfermedad que también la sufren otros animales (que nosotros también lo somos) como perros, caballos, monos…

La sabiduría popular pocas veces se equivoca, bueno, puede que cuando dice que si vamos descalzos nos podemos resfriar y en el caso que nos ocupa, también, al afirmar que la pica refleja un apetito para compensar las deficiencias nutricionales (como el hierro), pero sí es cierto que se ha asociado con la anemia por deficiencia de algunos minerales o vitaminas. Pensemos que masticar hielo puede disminuir la irritación y la sensación de ardor y dolor en la lengua que en ocasiones se presenta en casos de anemia y en erosiones del esófago. Eso sí, la pica generalmente no proporciona el nutriente carente de estos pacientes, además, a medida de ingerir alimentos no comestibles, estos pueden causar las deficiencias nutricionales con las que se asocia, y los nutrientes obtenidos de los no alimentos como el hielo no proporciona más minerales que los obtenidos bebiendo simplemente agua.

Se ha asociado la pica a sustancias no comestibles como la tiza, bolsa de plástico, moco, papel, pasta de dientes, tierra, arcilla, jabón o heces; o comestibles como hielo, arroz, aspirina con Coca-Cola, sal, tomate, café, almidón… Las más frecuentes son la pica por tierra (geofagia) y el hielo (pagofagia). Generalmente afecta más a poblaciones susceptibles de padecer deficiencia de zinc y/o hierro como en niños, jóvenes y embarazadas, sobre todo en países en vías de desarrollo, así como también pacientes sometidos a diálisis renal, enfermos celíacos y en infecciones por Helicobacter pilory relacionada con la anemia. Otras poblaciones susceptibles son los enfermos psiquiátricos y afectos de patologías neuropsiquiátricas como el trastorno del espectro autista, la demencia, el retraso mental y la psicosis. Socioculturalmente existe la pica a la sangre en poblaciones africanas como la tribu Masai.

La pica, además de ser un síntoma de alguna enfermedad subyacente, puede originar complicaciones en el organismo según la sustancia ingerida, como podéis ver en la imagen de abajo esto no puede ser nada sano.

Radiografía de un paciente psiquiátrico que ha ingerido distintos objetos metálicos. Imagen cortesía del Dr. Julio Alejandro Murra Saca. Atlas de Video Endoscopia Gastrointestinal

La pagofagia del emperador Teófilo

Tan antigua como la historia de la humanidad, la pica ha recibido otros nombres como pellacia, pseudorexia, geomania, hapsicoria… Hipócrates en el siglo IV a. C. se refirió a ella cuando dijo:

Si una mujer embarazada siente el deseo de comer tierra y la consume, el niño mostrará iguales signos

Cornelius Celsus en el siglo I de nuestra era advirtió del riesgo de ingerir sustancias no comestibles:

Las personas quienes tienen mal color y no están ictéricas son víctimas de dolores de cabeza y ansiedad por la tierra

El médico árabe Avicena en el siglo X fue el primero en relacionarla con la deficiencia de hierro y observó que estas personas mejoran si ingerían el hierro contenido en el «vino fino».

Trotula de Salerno en el siglo XI escribe:

Si durante el embarazo la mujer consume tierra o tiza debe indicársele que ingiera legumbres cocidas con azúcar

Volviendo a Hipócrates, documentó algún caso de pica, pero ninguno de pagofagia, siendo el emperador bizantino Teófilo el primer caso documentado y conocido de la historia.

Vivió entre el 813 y el 842 d. C. y no solo poseía una extraordinaria educación, sino también un gran gusto para el arte y las ciencias. Según narra el cronista bizantino Ioannis Zonaras, durante la estancia del Emperador en la ciudad de Asia Menor, Dorylaeon, fue informado de la derrota de su ejército, la captura de sus generales y la pérdida de varios terrritorios, incluida su ciudad natal Amorium. El desastre le ocasionó una depresión y se negó a ingerir cualquier alimento o bebida excepto el agua congelada derivada de la nieve. Alimentándose solo de esto se lastimó el sistema digestivo y sufrió disentería, falleciendo de ella. Un estudio publicado en Acta Medico-Histórica Adriática del año 2015 así lo recoge.

Para saber más:

Asma, S., Boga, C., Ozdogu, H., & Serin, E. (2009) The association of pagophagia with Helicobacter pylori infection in patients with iron-deficiency anemia. International Journal of Hematology, 90(1), 28-32.

Reynolds, R. D., Binder, H. J., Miller, M. B., Chang, W. W. Y., & Horan, S. (1968) Pagophagia and Iron Deficiency Anemia. Annals of Internal Medicine 69(3), 435-440.

Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV) Pica (1994), p.96 Washington, DC: American Psychiatric Press

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