Recientemente se han descubierto en los restos de un Neanderthal de 120.000 años evidencias del cáncer de huesos más antiguo, adelantándose unos cuantos miles de años a los anteriores estudios que los databan en solo 4.000 años atrás. Se trata de una costilla encontrada en Krapina, cerca de Zagreb (Croacia).
Hay que tener presente que las evidencias de cáncer son extremadamente raras en los restos fósiles humanos por lo que descubrir un cáncer que no sea originado en los huesos es excepcional. Un grupo de científicos del Museo de Arqueología de Lisboa, con la ayuda de radiólogos y egiptólogos, han revelado un cáncer en una momia egipcia de 2.300 años. Tras practicársele una tomografía axial computerizada (TAC) se confirmó que la momia correspondía a un hombre de unos 60 años con un cáncer de próstata terminal. Posteriormente se encontró en otra momia de 2.200 años el mismo tipo de cáncer.
Este hallazgo puede hacer replantearse a algunos especialistas la visión que se tiene de este tipo de cáncer en la actualidad ya que se le ha asociado con los tiempos modernos, al estrés, la vida sedentaria, la longevidad y en parte, a la genética. Muchos de estos factores probablemente estaban ausentes en muchos pobladores del Antiguo Egipto, ¿no creéis?. Un ejemplo más de que la historia, el pasado, nos puede ayudar a comprender el presente.
Link foto:
Deja un comentario