
En la Riviera Maya encontramos los ríos subterráneos más largos del mundo y entre sus frondosos bosques aparecen unas depresiones del terreno que no dejan indiferente a nadie. Se conocen entre 7000 y 8000 aunque muchas más están esperando, ocultas entre la maleza, a ser encontradas por el hombre. Se calcula que solo en la península de Yucatán hay 3000, poco más de 1000 están registradas, y se formaron por el impacto del meteorito de 10 km de diámetro que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años.
Pueden ser de varios tipos dependiendo de su antigüedad: a cielo abierto, semiabiertos y subterráneos o en gruta. Los más jóvenes son los que conservan su bóveda intacta al no estar afectada por la erosión.
Estos «pozos naturales» contribuyeron al desarrollo de las poblaciones mayas prehispánicas gracias a que se convirtieron en en el principal abastecimiento de agua. Pero durante siglos han tenido otra importante función en la cultura de estos pueblos: entre sus orillas ubicaban templos en los que se realizaban ritos asociados a la lluvia y a la fertilidad, arrojando en sus aguas ofrendas a los dioses en forma de objetos o sacrificando incluso seres humanos.

El nombre de cenote viene del maya dz’onot que significa «sagrado». Estos lugares representaban puntos de acceso al inframundo, puntos de conexión entre el mundo terrestre y el subterráneo. No se consideraban sitios de muerte sino todo lo contrario, en ellos nacía la vida y el dios de la lluvia «Chac» era su divinidad más importante. Celebraban el ritual conocido como «Chen Ku», en el que arrojaban en sus aguas tanto a hombres, mujeres como niños.
Según los estudiosos, algunos de estos cenotes también se podían considerar cámaras funerarias naturales, hecho que se confirma tras los descubrimientos arqueológicos de numerosos huesos de esqueletos en los estados de Chiapas.
Entra y paséate por Chichén itzá:
Los cenotes de Chichén Itzá:
Destacar el Xtoloc -que abastece de agua a la población- y el conocido como cenote sagrado que solo se utilizaba para rituales sagrados. Bajo sus cristalinas aguas se han llevado a cabo estudios geológicos y arqueológicos que han encontrando numerosas pruebas de sus actividades y actualmente se pueden admirar en el Museo de Antropología e Historia de la Ciudad de México.
Según el arqueólogo subacuático mexicano Guillermo de Anda, las grandes ciudades de Mesoamérica se construyeron según criterios astronómicos relacionados con los ciclos agrícolas y la geografía sagrada de cenotes, ríos y lagunas.
Un ejemplo lo tenemos en la localización de la pirámide de El Castillo (también conocida como Kukulkán) en Chichén Itzá, la cual se encuentra en la intersección de dos líneas imaginarias que unen cuatro cenotes entre sí. Además esta pirámide se orientó en la misma dirección en la que a veces el sol alcanza el punto más elevado en el cielo, sugiriendo que está alineada con los equinoccios de marzo y de septiembre.
La ciudad misma sería una representación del cosmos maya, un centro del mundo simbólicamente protegido por los cenotes
Guillermo de Anda
En la actualidad son un reclamo turístico aunque nunca han dejado de ser centros de veneración y culto.
Para saber más:
Museo de Antropología e Historia de México
Información basada en National Geographic España Vol. 33 Núm, 2.; beyondearth; wikipedia
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