En la población de Monzón en Huesca (España) los árabes ocuparon la zona en el año 714, y durante el siglo XI la ciudad -tras una serie de batallas- terminó conquistada con el Cid Campeador al frente por el ejército musulmán de al-Mutamin de Zaragoza en 1083. Solo seis años después, pasará a manos cristianas por el rey Sancho Ramírez aunque los musulmanes no dejaron de acosarla en sus numerosas aceifas.
En una escarpada colina y rodeado por los ríos Sosa y Cinca, se levanta un formidable castillo que acumula un sinfín de historias en sus paredes. En 1143 el gobernador de Aragón, Ramón Berenguer IV, da a la orden del Temple los castillos de Monzón, Chalamera y Mongay, convirtiéndose el primero, en una fortaleza que dominó parte del Reino y de la Corona de Aragón. Es entonces cuando se le añaden sus murallas, torres, caballerizas y dormitorios, convirtiéndose en una verdadera fortaleza prácticamente inexpugnable.
Su historia
Entre los años 1214 y 1217, el futuro rey Jaime I permaneció bajo la tutela del gran maestre del Temple Guillém de Montrodón, siendo protegido –más bien recluido- por los templarios en el interior del castillo durante su niñez hasta que fue proclamado rey a los nueve años de edad, saliendo entonces para dirigirse a Zaragoza. Este hecho le marcó el resto de su vida manteniendo siempre un fuerte vínculo con los Templarios.
En 1309 el papa disuelve la orden y el rey Jaime II, tras un asedio de siete meses, conquista el castillo entregándose las posesiones templarias a la orden militar de San Juan de Jerusalén. Este hecho hizo que fuera perdiendo su importancia estratégica provocando un abandono progresivo que prácticamente lo arruinó. Durante el siglo XIV volvió a ocupar su importancia en la historia durante el enfrentamiento castellano-aragonés, reformándose sus estructuras defensivas. En la guerra de la independiencia catalana contra Felipe IV (1640), el castillo se rindió ante el ejército francocatalán de La Motte, siendo recuperado un año después por las tropas castellanas de Felipe de Silva. Reformas posteriores le harán tener su aspecto definitivo durante el siglo XVIII hasta que en 1823, durante la guerra civil, es nuevamente asediado en varias ocasiones y rendido por los realistas.
El castillo por dentro
Es considerado uno de los más genuinos ejemplos del tipo de castillos de planta irregular, semejante a los levantados por las órdenes militares en Tierra Santa y en Europa Occidental. De su interior destacaría:
- La Torre del Homenaje, que fue levantada entre los siglos IX-X.
- La Torre de Jaime I, también conocida como “Cárceles de la Encomienda”, del siglo XII. Se piensa que fue el aposento del rey Jaime I durante su reclusión.
- El templo, con la capilla dedicada a San Nicolás. Es prácticamente igual que la del Krak de los Caballeros en Siria.
Una curiosidad con polémica
Tiene como protagonista al famoso caballero castellano Rodrigo Díaz (1048-1099) conocido también como el Campeador o el Cid, y cuya vida inspiró el Cantar de mio Cid, el más importante cantar de gesta de la literatura española, inspirado en los hechos de la última parte de su vida y escrito cien años desde su muerte. Cuenta la leyenda -cierta o falsa- que utilizó en sus gestas dos espadas con nombres propios: la Colada y la Tizona, y algunos historiadores mantienen que esta última permaneció custodiada por los templarios en el castillo de Monzón.
Actualmente se expone en el Museo de Burgos tras pagar por ella un millón y medio de euros al marqués de Falces, la Junta de Castilla y León, y he aquí la polémica: según los expertos se trata de una falsificación forjada en la época de los Reyes Católicos como una espada ceremonial y no como un arma de combate. Lo más probable es que utilizasen fragmentos de una hoja del siglo XI, y por tanto se trata de una falsificación del siglo XV.
El castillo en la actualidad
En los últimos años se despertó nuevamente el interés histórico que tiene, adquiriendo una notable relevancia local potenciada por los campos de trabajo de verano que realiza el Centro Estudios de la Historia de Monzón (CEHIMO). Parcialmente restaurado, está declarado Monumento Nacional y aspira a ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Una novela:
Mio Cid el del Cantar. Un héroe medieval a escala humana, Madrid, Sílex, 2009.
Para saber más:
Templarios en la Corona de Aragón
Links imágenes:
Propias y de Ecelan
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