El castillo de Neuschwanstein derivó su nombre del Caballero del Cisne de una ópera de Wagner y significa «nuevo cisne de piedra». Su construcción se remonta al siglo XIX, una época en la que los castillos ya no se requerían como fortalezas. Su entorno, idílico como sacado de un cuento de hadas, ha servido de inspiración para películas (como Chitty Chitty Bang Bang y Spaceballs), series de televisión (como The Amazing Race), e incluso para Tschaikowsy cuando compuso «El Lago de los Cisnes». Además, ha cautivado a artistas como Andy Warhol, siendo representado en estampillas y monedas conmemorativas. Sin embargo, uno de sus hitos más mágicos fue ser elegido por Walt Disney como inspiración para el Castillo de la Bella Durmiente en Disneyland, dando la bienvenida a niños y adultos por igual que visitan el parque de atracciones.
Las películas de Disney han tomado inspiración de lugares del mundo real, como el Salto Ángel en Venezuela, Machu Picchu en Perú, el Serengueti en Kenia, el Taj Mahal en la India y el castillo «encantado» en Baviera, Alemania. Esta práctica proporciona un toque de autenticidad a los escenarios fantásticos representados en estas películas.
Su historia
Situado en el estado federal de Baviera, sobre el desfiladero de Pöllat en Alemania, durante la Edad Media se encontraban dos pequeños castillos pertenecientes al feudo de la familia Wittelsbach. En el siglo XIX, estos castillos se encontraban abandonados y en ruinas. Fue entonces, en 1866, cuando Luis II de Baviera, conocido como el «rey loco», ordenó su reconstrucción como un recuerdo de los años que pasó durante su infancia en el Castillo de Hohenschwangau, situado cerca del lugar, y como su refugio cuando se encontraba fuera de la capital, Múnich. Independientemente de su estado mental, este castillo fue concebido a partir de la romántica imaginación de un monarca, quien comenzó a proyectarlo dos años después de ascender al trono. Tras visitar en 1867 a su hermano Otto en el Castillo de Warburg en Eisenach y en julio el Castillo de Pierrefonds, Luis II ya no albergaba dudas: debía erigir su propio castillo, un lugar romántico que evocara la Edad Media.
En la arquitectura de este edificio se fusionan varios estilos arquitectónicos, como el románico, gótico y bizantino, siendo su diseño puramente estético y dejando de lado lo funcional. El proyecto fue encargado a Christian Jank y Eduard Riedel, si bien cada borrador y cada idea debían obtener previamente la aprobación del Rey. De hecho, los caprichos del monarca hicieron que los costos se duplicaran con respecto a lo previsto, ascendiendo a 6 millones de marcos de oro, lo que retrasó la finalización de la obra.
Los numerosos torreones y chimeneas, junto con la cornisa coronada por almenas, confieren su distintivo aspecto a la estructura. Los muros exteriores están revestidos con 400 000 ladrillos rojos, mientras que su fachada interior está adornada con 1550 toneladas de piedra caliza amarilla extraída de una cantera cercana. Las 465 toneladas de mármol utilizadas en las columnas y capiteles fueron importadas de Salzburgo, y en el dintel de la puerta se encuentra grabado el escudo del reino de Baviera.
El interior del castillo es igualmente impresionante. Consta de 360 habitaciones, de las cuales solamente se completaron 14 con lujosa decoración, donde destacan pinturas, tapices y leyendas en las paredes. Distribuidas en dos edificios, las oficinas y los cuartos de servicio se encuentran en los pisos inferiores, mientras que en el piso superior se sitúan los cuartos reales y ceremoniales del rey. En el tercer nivel se encuentran los cuartos residenciales, y encima de estos la «Sala de los cantores», destinada a acoger celebraciones. La «Sala del trono» ocupa casi toda la superficie del nivel superior, con un total de 6000 m2.
En la habitación del monarca, se pueden apreciar las vistas de una espectacular cascada. A pesar de las expectativas, el castillo contaba con numerosas innovaciones para su época, como servicio telefónico, suministro de agua corriente y retretes con descarga automática.
El rey Luis II se endeudó, por diversas razones, y el gobierno bávaro le declaró incapacitado el 9 de junio de 1886 mientras se encontraba en el castillo. Fue forzado a abandonarlo y recluido en el castillo de Berg debido a una supuesta enfermedad mental. Allí fue encontrado sin vida en el lago Stamberg el 13 de junio, en circunstancias aún por esclarecer.
En el año 2002, un meteorito cayó cerca del castillo. En 2007, el castillo quedó como finalista en la elección de las siete maravillas del mundo moderno. El rey nunca vio terminado el castillo de Neuschwanstein y vivió solamente 6 meses en él. Incluso el genial Wagner tampoco llegó a entrar nunca. Sin embargo, su belleza y encanto han cautivado a todo el mundo, y en la actualidad es uno de los destinos turísticos más visitados de Alemania. Se trata de una visita de cuento de hadas.
Para saber más
La amistad de Luis II y Wagner
Neuschwanstein.de Disneylandparis
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