
Hoy hablaré de un ingenio muy utilizado en mi especialidad, la ginecología. Actualmente no se entiende una consulta de ginecoobstetricia sin ese apreciado aparato imprescindible para poder valorar la vagina y el cuello uterino (cérvix). Estoy hablando del espéculo (speculum: espejo; specere: mirar a) aunque muchas mujeres lo conocen como el fatídico “pico de pato”.
En la Antigüedad…
Los espéculos han tenido forma de tubo y se utilizaron para introducirlos en el interior de los orificios naturales del cuerpo permitiendo la visualización de su interior. Se han diseñado nada más y nada menos que más de 600 modelos diferentes a lo largo de la Historia y aunque pueda parecernos extraño y a pesar de que los documentos más antiguos sobre la ginecología proceden de ellos, las primeras referencias que se tienen de ellos no las encontramos en la civilización egipcia.
En el Talmud Hebreo (1300 a. C.) se describe el uso de un trozo de bambú o el tallo de una calabaza como espéculo usando más tarde tubos de metal, siendo los antiguos hindús los que describen hasta 20 variedades de estos instrumentos. Vemos así como 800 años antes de la existencia de Hipócrates ya se inspeccionaban los orificios corporales.
Los antiguos griegos los utilizaron para explorar el recto y se cree que también la vagina, aunque Hipócrates describe las úlceras del cuello uterino por tacto y no con el examen por espéculo. El diseño de estos aparatos se conservará hasta la Edad Media y muestra de ello son los que se recuperaron en la casa de un médico durante las excavaciones efectuadas entre 1818 y 1882 en la ciudad sepultada de Pompeya, fabricados en bronce con un tornillo central que cuando se apretaba separaba las hojas de manera muy similar a los que se emplean actualmente.

Se tiene constancia de su uso por el médico romano Cornelius Celsus (27 a. C. – 50 d. C.) y un siglo después, Galeno, quien en su obra “Linguarum Explanatio” explica que los utiliza para “dilatar los genitales de la mujer”.

A partir de la Edad Media
A principios del siglo II d. C. Sorano de Éfeso escribe un libro de ginecología dedicando un capítulo entero al uso del espéculo. Un contemporáneo suyo, Leonides de Alejandría (200 d. C.) describe el uso de un especulo rectal para ver las fístulas y menciona el uso de un instrumento para dilatar y visualizar la vagina. Las primeras ilustraciones del espéculo vaginal las encontramos en un texto del siglo XI sobre cirugía del médico andalusí cordobés Albucasis, en el que se describen los espéculos de boj y de ébano, siendo escasísimos (por no decir nulos) los escritos sobre ginecología hasta bien entrado el siglo XVI. Es precisamente Abulcasis al que se considera el predecesor de la cirugía endoscópica, al usar espéculos y luz para ver en el interior de la vagina y así cauterizar las verrugas del cuello uterino.
A partir del siglo XVI su uso comienza a popularizarse: Hans van Gersdorff, Pierre Franco, Ambroise Paré… desarrollándose después otros espéculos que no dejan de sorprendernos por el parecido que tienen con los utilizados hace 2000 años.
Un video en el que se explica cómo se realiza en la actualidad una exploración con espéculo y la citología cervicovaginal (prueba de Papanicolaou), como en otras ocasiones, abstenerse los más sensible
Para saber más
Instrumentos quirúrgicos (espéculos…) en la Antigua Roma
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