Además de monarca algunos le vinculan con el hecho de ser uno de los responsables del origen del cine porno en España. Anécdotas aparte, que las hay, recientemente se han hallado tres cortos realizados entre 1920 y 1926 ocultos durante más de setenta años en un monasterio valenciano y restaurados por la Filmoteca de la Generalitat Valencia.
Todo empezó en Barcelona, cuando los hermanos Ricardo y Ramón Baños, recibieron un encargo muy especial del conde de Romanones, que a su vez hacía de intermediario del rey Alfonso XIII.
Ricardo, productor y director de cine, fundó la Royal Films en abril de 1916, mientras que su hermano Ramón, más aventurero, tras permanecer en la selva amazónica un tiempo y convertirse en uno de los primeros hombres en filmarla, regresó a la ciudad condal para ayudarlo. En aquellos inicios filmaron de todo, incluso operaciones de cirugía, convirtiéndose en uno de los realizadores y cámaras de mayor prestigio.
El monarca era un entusiasta del séptimo arte, tanto que mandó construir una sala de proyección en el Palacio Real. Incluso visitó la incipiente meca del cine, Hollywood, contactando con las estrellas del momento. Esto, unido a su reconocida afición a las «fiestas subidas de tono», hizo que se pusiera en contacto con los hermanos Baños para que fueran ellos los encargados de filmar sus desfiles, algunos de sus viajes y un trabajo muy particular, las conocidas películas pornográficas de Alfonso XIII.
Como decía al principio se encontraron tres, aunque probablemente fueron más, y el rey, además de subvencionarlas participaba en la elaboración de sus argumentos. Sus títulos, El confesor, El ministro y el Consultorio de señoras nos indican a qué se dedicaban los protagonistas de las cintas.
Filmadas en Barcelona, las interpretaron prostitutas y borrachos del Barrio Chino, siendo muchas destruidas durante la Guerra Civil y más tarde con la dictadura de Franco, queriendo así ocultar la oscura aficción del rey de España.
Lejos de juzgar al monarca, este material nos permite mostrar los cánones de belleza y las costumbres sexuales de aquella época, aunque en sus inicios la pornografía era un lujo de las clases privilegiadas.
Un video divertido:
Para saber más:
La decadente vida de Alfonso XIII en exilio
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