No, no tengo olvidada mi ciudad, así que hoy os presentaré otro lugar de visita obligada en Barcelona. Me gustaría acercaros a la plaza del Rey (plaça del Rei) situada en pleno centro del Barrio Gótico de Ciutat Vella. Un lugar rodeado de una arquitectura que te transporta a un glorioso pasado medieval, no solo porque se respire en el ambiente ese estilo gótico y renacentista en cada esquina, sino por los hechos históricos que allí acontecieron.
La actual plaza formaba parte del corral del Palacio Real Mayor (Palau Reial Major), residencia y sede del gobierno de los condes de Barcelona y de los reyes de Aragón, y a pesar de estar rodeada inicialmente por una muralla estaba abierta al pueblo donde se reunía para comprar y vender en los días de mercado. El rey Martín I el Humano reformaría la plaza agrandándola en el año 1403 con el fin de celebrar justas en ella. Ya os podéis imaginar la escena…
Testigo de la Historia
Allá donde dirijas la mirada encuentras signos de ese devenir histórico: en el interior de los edificios que la rodean se han sucedido hechos que han quedado registrados en las crónicas de aquellos tiempos; en la plaza, otros no olvidados y retenidos en la memoria de las gentes; y en el subsuelo, una factoría de salazón y garum, una instalación vinícola, una lavandería (fullonica) y un taller de tintes (tinctoria), todos ellos restos arqueológicos de la Barcino romana de los siglos III y IV d. C.
Aquí os dejo una pequeña muestra:
- El 20 de diciembre de 1228 Jaime I el Conquistador reunió las Cortes en el Palacio Real Mayor.
- Entre 1461 y 1472 albergaría la capilla ardiente para Carlos de Viana y su padre Juan II de Aragón.
- Durante la Edad Media hubo un intenso comercio de cautivos de guerra dirigido a ciudades del Mediterráneo como Barcelona. Musulmanes, africanos, balcánicos, orientales eran vendidos como esclavos en los mercados públicos de la ciudad como la Lonja de Mar y probablemente también en esta plaza.
- El viernes al mediodía del 7 de diciembre de 1492, encontrándose los Reyes Católicos en el Palacio para negociar con los embajadores de Carlos VIII de Francia la devolución del Rosellón y la Cerdaña, Joan de Canyamars, un perturbado campesino catalán (payés de remensa) intentó asesinar en las escaleras que podéis apreciar en la foto de arriba al rey Fernando II de Aragón cuando se disponía a subir a su cabalgadura. Se le acercó por la espada armado con un terciado de unos tres palmos de longitud, con el que le asestó un golpe de arriba abajo pasando junto a la sien y la oreja izquierda, ocasionándole una herida profunda aunque no mortal. Los que acompañaban se abalanzaron sobre él apuñalándole tres veces pero manteniéndole con vida por orden del mismo rey. Ciertamente el golpe que recibió el monarca quedó amortiguado por la gruesa cadena de oro que llevaba al cuello. En los días posteriores a la agresión la confusión se adueñó de la ciudad ante la posibilidad de una sublevación y por las erróneas informaciones que daban por muerto a Fernando II. Canyamars fracasó en su tentativa y tras ser interrogado bajo tortura confesó que había actuado por inspiración del Espíritu Santo. El rey le perdonó tras descartar cualquier conjura en su contra, pero el Consejo Real le condenó a muerte por el delito de “lesa majestad”. Tras ser juzgado recibió un castigo ejemplar que así relatan las crónicas:
El día 12 fue paseado en carro y descuartizado públicamente por las calles de Barcelona. Primero le cortaron la mano derecha con la que atentó contra el Rey, luego con tenazas de hierro ardiendo le sacaron una mama, y después le sacaron un ojo, y después le cortaron la otra mano, y luego le sacaron el otro ojo y la otra mama, luego las narices, y todo el cuerpo le abocardaron los herreros con tenazas, y le cortaron los pies, sacándole el corazón por la espalda. Tras ser entregado al pueblo, este lo apedreó y quemó su cuerpo esparciendo sus cenizas.
Algunos dicen que le sacaron el cerebro en lugar del corazón, aunque no creo que después de todo ese suplicio cambiara mucho su horrendo final… Algunos historiadores atribuyen a Canyamars otras motivaciones para intentar el regicidio como la situación social de descontento que estaban atravesando los remensas.
Sus edificaciones
- El Palacio Real Mayor domina el lugar. Su historia se remonta al siglo XI, y su nombre se documenta por primera vez en 1116, para diferenciarlo del Palacio Real Menor que se encontraba en una plaza cercana y derribado en el siglo XIX. Transformado en Real Audiencia y sede de la Inquisición en el siglo XVI, pasaría a ser convento de monjas clarisas en el siglo XVIII. En su base se encuentran restos visigodos y romanos y de su interior destaca el magnífico Saló del Tinell encargado por Pedro IV de Aragón el Ceremonioso al maestro de obras Guillem Carbonell e inaugurado en 1370. Según cuenta la tradición, fue allí donde los Reyes Católicos recibieron en audiencia a Colón al regresar de su primer viaje a América, algo que se desmiente en la actualidad ya que ese encuentro ocurrió en el Monasterio de San Jerónimo de la Murtra, en Badalona, celebrándose después la recepción en el Palacio Real Mayor. En 1555 se construiría el mirador del rey Martín, una torre rectangular de cinco pisos de altura, un mirador con finalidad defensiva en su origen, a la vez que ostentosa.
- A un lado, sobre la muralla romana preexistente, se encuentra la capilla real de Santa Àgata, construida en el siglo XIV en tiempos de Jaime II y Blanca de Anjou, con el magnífico retablo del condestable Pedro de Portugal, de Jaume Huguet.
- Enfrente, la Casa Padellàs, un palacio gótico de finales del siglo XV. Originalmente se encontraba en otra calle cercana, pero fue trasladado a su ubicación actual a principios del siglo XX.
- Adyacente encontramos el Palau del Lloctinent, un encargo del emperador Carlos I a Antoni Carbonell como sede de su representante en Cataluña. En realidad, esta función fue casi testimonial, siendo sede de la Inquisición y formando parte del convento de Santa Clara.
Desde el año 1943 se fundaría en el Conjunto Monumental de la plaça del Rei el Museo de Historia de Barcelona (MHCB) y es que en esa plaza encontramos la Barcino romana, la Barchinona visigótica y la Barcelona medieval. Sin duda, visita obligada.
Para saber más:
Planta de la capilla de Santa Àgata i del Palau del Lloctinent el 1858 según Miquel Garriga i Roca.
Links imágenes:
Deja un comentario